Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

Yihadistas de quita y pon · por Aníbal Malvar

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

Daba este sábado El País una noticia aterradora. Noureddin El Yemlahy, madrileño de 29 años, se pasó tres meses en la cárcel acusado de adoctrinamiento físico y de salafismo yihadista. Nordin  ─que así se hace llamar en el mundo virtual─ tiene medio millón de seguidores en YouTube, donde desde 2012 enseña calistenia, una disciplina gimnástica en la que solo se usa el propio cuerpo. Su nombre viene del griego: kallos (belleza) y sthenos (fortaleza). Nordin ha recibido premios por su fomento de la vida saludable, lo han entrevistado prestigiosas revistas y tiene un podcast titulado La última Medina en el que participan autoridades académicas y se habla sobre el mundo musulmán y otros asuntos. Más sospechoso no se puede ser, sesudos tricornios.

Cuesta decir esto, pero una vez conocidas las pruebas aportadas por la Guardia Civil al juez Ismael Moreno, el caso apesta un poco a ignorancia y a racismo. El togado ya ha archivado la causa por falta de prueba alguna, pero ha tardado casi medio año desde que el Grupo de Acción Rápida de la benemérita tirara la puerta de Nordin abajo y lo encarcelaran en Soto del Real.

En otra decisión difícil de justificar, después fue trasladado a la cárcel pontevedresa de A Lama. Nordin vive en Leganés con su mujer. No se entiende muy bien el traslado, sobre todo teniendo en cuenta que pasó bastante tiempo en aislamiento. Uno de los derechos constitucionales de los presos es cumplir condena en penitenciarías cercanas a donde tienen su arraigo social. Pero nuestra sacrosanta Constitución es un librillo que no aplican algunos maestrillos, algunos de ellos magistrados.

Las pruebas aportadas contra Nordin son mayormente ridículas, por decirlo finamente. Sus vídeos gimnásticos estaban amenizados con cánticos musulmanes conocidos como nasheeds, de inspiración muchas veces religiosa y de origen sunita, muy populares y accesibles en internet sin necesidad de criptoterrorismos.

Con tan sólidos y cantarines indicios criminales, la Guardia Civil se pasó un año investigando al madrileño. Mezclar fortalecimiento muscular y música sacra hizo suponer a los agentes que los vídeos escondían mensajes en clave para formar a soldados de Alá para la yihad. Nunca pudieron descifrar tales mensajes, pero eso es lo de menos. Con nuestra ley mordaza, la palabra de un policía basta como evidencia condenatoria.

Los beneméritos explicaban así las razones de la detención en un comunicado: «Tras la apariencia de vídeos sobre el entrenamiento físico, en modalidades como la calistenia o la defensa personal, camuflaban consignas y nasheeds con un fuerte poder adoctrinador en el ideario yihadista». No aportaron ningún ejemplo traducido de esos cánticos/bomba tan sospechosos.

Y, con todos mis respetos hacia sus respectivas instituciones, lo del juez Moreno también es para hacérselo mirar. Que la Audiencia Nacional, que es la que se encarga de casos de terrorismo y asumió por tanto el de Nordin, inicie una investigación con informes tan cantarines como los citados, resulta inquietante. Y que la prolongue seis meses, acaricia la frontera de la crueldad. Porque estos asuntos siempre, de una manera u otra, acaban en los medios. Y el daño reputacional y personal que se le hace al falso culpable es irreparable.

En su excelente reportaje, el periodista J.J. Gálvez cita el libro Acusados de terrorismo yihadista en prisión preventiva: una historia de automatismo, exceso y disfunción, del profesor de Derecho de la UNED José Núñez Fernández. El jurista analiza más de 150 procedimientos judiciales y observa que la prisión preventiva se aplica de forma «masiva, prolongada y aparentemente indiscriminada» con todo lo que huela a islam.

Los atentados del 11-M en los trenes de Atocha nos dejaron a todos tocados y sedimentaron en mucha gente un poso de desconfianza que no es exactamente racismo, pero se le parece cada vez más, por lo que observo desde entonces en los bares y en las tertulias periodísticas. Que ese protorracismo disimulado infecte los bares, las cenas familiares y la prensa es triste y deplorable. Pero si por ósmosis llega a las más altas autoridades del Estado, como son la judicatura y las fuerzas de seguridad, nuestra democracia está jodida.

Después del daño que como sociedad le hemos infligido a Nordin, lo menos que podemos hacer, en lugar de pagar un gimnasio pijo infestado de desokupas potenciales, es apuntarnos a su canal de calistenia, que es gratis. Aprenderemos fortaleza (sthenos)y belleza (kallos),y escucharemos nasheeds, que muchos son preciosos. También deberían apuntarse al canal de Nordin, como penitencia, el juez Ismael Moreno y el equipo de la Guardia Civil que lo ha expuesto socialmente, sin otras sospechas que las melódicas, como potencial terrorista durante seis meses. Seis meses, seguro, infinitos. Porque no han terminado ni terminarán nunca.

Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share