El Gobierno de la Comunidad Valenciana se ha adelantado a las previsiones doctrinarias de ley Wert y ha incluido en la formación del profesorado un curso titulado: “Apariciones y milagros de Nuestra Señora”. Esta elevación de la Virgen a categoría didáctica y formativa como si fuera una disciplina científica, sorprendió al pedagogo y diputado socialista por Valencia Federico Buyolo, quien, no exento de admiración hacia la Mare de Déu, dirigió dos preguntas por escrito al ministro “españolizador”, también conocido como “el ministro del taper”.
La primera rezaba: “¿Tiene previsto el Ministerio ampliar este tipo de cursos a otros santos y santas que también tengan milagros importantes para la mejora de la calidad educativa de nuestro país?” Y la segunda interesaba: “¿Tiene el Ministerio previsto ampliar la oferta a todas las Comunidades?” La lógica de la primera se explica por la existencia de santos tan célebres y celebrados como, pongamos por caso, Isidro labrador, al que se atribuye el milagro de la holganza, pues mientras dormía la siesta los bueyes araban solos unos surcos tan rectos y perfectos que sin ninguna duda los boyeros eran ángeles. Y la segunda se explica porque España es el país de María Santísima y las diez mil vírgenes de agosto sin distinción autonómica.
Las preguntas formuladas por Buyolo el 30 de enero del corriente no han sido contestadas con demasiada precisión por el departamento de José Ignacio Wert, lo que permite suponer que al amparo de la LOMCE y con la Religión puntuando como las Matemáticas y el Inglés pronto cundirá el ejemplo. No obstante, la respuesta de Educación es muy significativa porque reconoce que la autoridad educativa -la Consejería de Educación de la Generalitat Valenciana en este caso, de la que es titular María José Catalá Verdet– “acredita el curso para que tenga validez”.
Luego de recordar que entre las competencias autonómicas en materia educativa “se encuentra el reconocimiento, la acreditación y el registro de la formación del profesorado y de los inspectores de educación, así como la promoción y el establecimiento de acuerdos de colaboración con las Administraciones Públicas, Universidades y otras instituciones o entidades para la formación permanente del profesorado”, el Ministerio puntualiza que el curso de formación de los profesores sobre los milagros y apariciones de la Virgen “está organizado y, por tanto, pagado por el Arzobispado”.
Con ello Wert y Catalá quieren dejar claro que no quitan el dinero ni los comedores escolares para favorecer la formación religiosa de los profesores según los dictados del arzobispo Osoro Sierra, por lo demás diplomado en Magisterio y licenciado en Matemáticas; ellos sólo “certifican” la validez de estos cursos. Si después, debido a la ley de la causalidad (toda causa produce un efecto), hay escolares a los que se les aparece la Virgen, no quedará más remedio que investigar el fenómeno. Otra cosa es que en un futuro, como ya hizo monseñor Cámara hace 90 años cuando era obispo de Salamanca, donde tiene una estatua, las autoridades educativas, siempre de acuerdo con los arzobispos, decidan prohibir los milagros.
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