Al menos siete diócesis han amparado encuentros en parroquias y monasterios dirigidos a personas homosexuales para «transformar y reorientar sus tendencias sexuales»
El Ministerio de Igualdad estudia la posibilidad de incluir estas prácticas como delito dentro del Código Penal
Son las 12 de la mañana y en la parroquia de San Ildefonso no dejan de entrar fieles. En realidad, no es un jueves cualquiera: el 23 de enero se celebra la festividad que da nombre a la iglesia, así que es el día grande. En medio de la calma, un hombre recorre el templo a paso acelerado. Se identifica como un «colaborador». Le preguntamos por un evento que esa misma parroquia acogió hace algunos meses. Bajo el nombre de Transformados, se hacía un llamamiento: «Si eres del colectivo LGTBQ+ no te lo puedes perder». El acto prometía exponer «impresionantes testimonios». El interlocutor confirma que la iglesia «solía celebrar» este tipo de actos, aunque «últimamente ya no». Sobre su contenido, ningún detalle. «No lo sé, porque yo no he estado en ninguno. Y don Pedro está hoy muy ocupado». Pedro Luis López, el párroco, no puede atender a nadie hoy. Es el día grande, reitera el colaborador con una sonrisa, quien insiste en que podrá responder a más preguntas otro día. Vuelva usted mañana, en resumen.