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Violencia, odio y xenofobia · por Antonio Martínez Lara

Hablando de historia de la democracia en España, un admirado amigo me argumentaba que aquí a lo largo de los tiempos ha prosperado poco por la ausencia de una derecha realmente liberal. Al citar lo de liberal, aludía al pasado español, tan opuesto al neoliberalismo de Thatcher y Reagan. Pues el de éste no tenía inconveniente de prescindir de la democracia, descaradamente si es en países aliados, como en Chile. Mi amigo relacionaba el derrocamiento de Allende con la sublevación militar en la España de 1.936 y tantas otras como aquí la precedieron. Aunque, seguía mi amigo, no siempre fue necesaria o imprescindible una asonada militar para cambiar la voluntad del pueblo. Mencionó unas recientes declaraciones de un ministro de UCD que de ninguna manera hubiera dicho en los setenta. Claro entonces la derecha franquista logró un pacto para la paz manteniendo sus ventajas de vencedor de la guerra y seguir disfrutando de un dominio privilegiado en los poderes del Estado. En ellos apenas hubo depuración al estilo de Alemania o Italia tras situaciones similares. El bando perdedor dio por buena esa limitada democracia pactada y continuada con la alternancia en el poder PP y PSOE. Se Aunque en las cunetas permanecen miles de demócratas sepultados junto a otras humillaciones más. Cuando el régimen de 1.978 empezó a desprestigiarse, la ciudadanía mostraba su descontento. Recuerda el 15M, de dijo, y la corrupción que afloraba en ambos partidos y se denunciaba calle con aquello de “no nos representan” y “no hay pan para tanto chorizo”. De ahí surgió Podemos y tras una aparente regeneración del PSOE “no es no” se avistó una posible coalición que rompiera la alternancia tradicional PP-PSOE. Una vez averiada aquella situación de pacto inicial, esa derecha de la necesidad hace virtud y recupera sus ínfulas. Ahora, consciente de su dominio en los entramados del estado y de la determinante influencia de los medios de comunicación, se dispone desalojar al gobierno democrático de cualquier modo.

El saber sociológico de mi interlocutor me ayuda a comprender la lógica de los acontecimientos en el contexto de los recursos puestos en boga por Trump. Confirmada la posible coalición, esa cerril recupera su tradicional pedigrí y se revuelve contra el gobierno surgido tras la necesaria moción de censura. Hacen una oposición insidiosa y mendaz con provocaciones continuas, tratando de desprestigiar al gobierno y eludiendo la responsabilidad por el deterioro de los servicios sanitarios y otros antes de la censura. En esta indecente persecución, la derecha (PP y su escisión) goza con descarada complicidad de los medios que blanquea las salidas fascistas una visión tendenciosa en cuantos debates surgen, persiguiendo al gobierno en general y de manera inmisericorde a U.Podemos. La gestión del gobierno haciendo frente a la pandemia y a la crisis económica unida a la misma con claro reconocimiento durante la pandemia censurado. En Un cierto cansancio de una gran mayoría, influida por poder mediático centrado en mensajes alternativos abandona o minusvalora lo que creía esencial. La lógica de una moción de censura a un gobierno corrupto va perdiendo reconocimiento ante llegada de la pandemia. La penuria de la sanidad diezmada por recortes y privatizaciones en los últimos años, se acallan con distorsiones de la realidad y con ataques al nuevo gobierno, en gran parte infundados. La propia pandemia afrontada como crisis con menos costes sociales y gran reconocimiento externo no entra así en la consideración de la mayoría. Resulta llamativo que pese a una trayectoria de un gobierno con graves retos afrontados, entre los que no ha faltado la oposición política irracional y de ciertos aparatos del estado, aparezca reconocida en las encuestas. Recuerdo a mi amigo hablando de alternativas a las rebeliones. Citaba a Trump con el gran aparato mediático que lo llevó al poder y que lo cortejó hasta casi el final, cuando se revolvió frente a un infundado fraude. Me hablaba de ese fenómeno de ruido ensordecedor como estrategia aplicada también en Europa de la mano de Steve Banon, ex colaborador trumpista. Llegado a este punto, mi admirado amigo, volvió a la derecha española. El cambio de discurso del ex ministro “centrista” era un síntoma elocuente de esa “derechona”, dueña natural de su ¡España España! Antes, con su labor de zapa, reverdecía sus victorias pasadas, para sacarlas a la luz en cuanto que se vieron con cierto poder. Veamos las explicaciones del cambio de una a la misma corrupción.

Ya había surgido dentro del PP la escisión de esa alma más extremista de dicho partido que, nunca dejó de existir, sino que, dentro del partido propiciado por Fraga y en las entrañas de estado pasó por demócrata. Qué diferencia podemos ver entre los varios “Abacales”, que vivieron a la sombra y de las mamandurrias propiciadas por Aguirre o Aznar, con Ayuso y su par de VOX. Son especímenes de esa misma España corrupta que explota al pueblo que unce con amaños, pero que no dejan de ser Violencia, Odio y Xenofobia. Violencia, en este caso no física, ya que se dispone de los medios para la cultura de violencia. Violencia que permite estigmatizar, cosificar o animalizar al colectivo o persona o colectivo a perseguir, a ser posible hasta eliminar a la “rata” Iglesias, al “perro” Sánchez, pero claro eso “no es violencia” aunque se aplique a criaturas. Violencia alimentada permanente con un insaciable Odio. Odio al diferente: Odio a la mujer que se quiere emanciparse del patriarcado y desigualdad tradicional que la degrada como persona autónoma. Odio a quien sale del modelo blanco, español o de la cultura occidental, esto es el negro o el moro. Odio, aunque menos ostensible, al pobre, ya que lo es porque no se esfuerza lo suficiente. Odio por orientación sexual. Odio a toda esa “chusma” que se preocupa de los DDHH y se oponen a tantas discriminaciones como propicia ese Odio. Hay más Odios, pero una gran parte se inscriben dentro del capítulo de Xenofobia. Y es que los extranjeros, sobre todo si son pobres, son los grandes “enemigos” de España. Enemigos que vienen a quitar el trabajo a las españolas y españoles, cuando en realidad trabajan en los invernaderos, cuidando a nuestros mayores o en empleos menos demandados. Xenofobia despreciable por insolidaria, e irracional por necesaria para compensar la población allá donde disminuye.

Llegado a este punto, retomamos lo apuntado por mi colega sobre el 15M y sus denuncias que tan razonables parecían a la mayoría. Puede ser que, además las causas citadas para ese cambio de parecer, lo sean también secuelas de la misma pandemia y la desmemoria creciente. No deja de tener sentido que el miedo acumulado haya abierto la puerta al odio y a la sinrazón comentada. Sinrazón que tiene uno de los mayores exponentes con el ladino manoseo de la Constitución por quienes la desprecian en privado. Hablando de miedo, no deja de tener algún fundamento tras la amenaza de muerte para millones de personas lanzada por militares sin la debida desautorización. A ello se suma el temor al deterioro del estado del bienestar alcanzado. Todo ello ha ayudado a un mayor descreimiento en ciertos sectores. Gran parte de la clase trabajadora, acuciada por los bajos sueldos y la precariedad, pone oídos a esos mensajes al estilo de Trump. Tratan de tantear un nuevo camino, sin reparar en las causas de su malestar. La citada manipulación mediática enmascara la corrupción del régimen de 1.978, incluso cuando ésta contamina más a la propia Monarquía y a la derecha que la sostiene. Es curioso que casi todos esos males se expandan sin una reacción lógica. Gente que en lugar de arrimar el hombro, ignoran la tan denunciada corrupción. Corrupción que dicen querer eliminar quienes la originaron: el PP y su escisión de la Violencia, el Odio y la Xenofobia.

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