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Vecinos de Alhama de Murcia tratan de impedir una mezquita

El alcalde, ayer, en la reunión informativa con los vecinos. / P. Espadas

El alcalde niega que se haya subvencionado la instalación del centro islámico y busca una solución conjunta. Imán de la mezquita: «Nuestro mayor esfuerzo es la integración del musulmán»

Los vecinos del barrio de Las Filipinas de Alhama se encuentran inmersos estos días en una campaña de recogida de firmas para tratar de evitar que el colectivo musulmán instale una mezquita en la calle Isla Cebú. El templo se levantaría en un antiguo almacén que albergó una carpintería y que, recientemente, adquirió este colectivo, según explica el alcalde, Diego Conesa, con dinero conseguido con pequeñas donaciones de la propia comunidad musulmana.

«El Ayuntamiento no ha dado ninguna subvención, ni ayuda a este colectivo», remarcó Conesa, saliendo al paso así de los comentarios de algunos vecinos. Aseguraban que el primer edil estaba impulsando económicamente el proyecto.

Conesa, tras conocer la iniciativa de recogida de firmas por parte de algunos vecinos descontentos, decidió mediar entre ambos colectivos con la finalidad de buscar una solución que contente a ambas partes. En la tarde de ayer, mantuvo una reunión con los vecinos para intentar avanzar en este sentido.

El regidor hizo hincapié, no obstante, en que en el Consistorio no existe ninguna regulación municipal para este tipo de instalaciones. «Si todos los requisitos que se les exijan los cumplen, no podemos negarnos a dar la licencia de apertura», señaló. De momento, el colectivo musulmán tan solo ha solicitado una cédula de habitabilidad del almacén en donde se podría ubicar.

El alcalde insiste en la necesidad de «tender un puente para la convivencia». Unas palabras que transmitirá al colectivo musulmán y a los vecinos del barrio de La Filipinas en los próximos días. Estos últimos han retomado la asociación vecinal que se encontraba paralizada desde hace unos años con la finalidad de impedir que se acabe instalando la futura mezquita junto a sus viviendas.

«Haremos lo que haga falta para que no pongan aquí la mezquita», remarcó Isabel Serrano, propietaria de la vivienda que colinda, pared con pared, con el citado almacén. El vecindario cree que si el templo se instala en el barrio se les habrá acabado la tranquilidad. «De momento ya tenemos más de 1.300 firmas que nos apoyan, y estamos recogiendo más», subrayó Serrano.

Según el alcalde, desde el colectivo musulmán les aseguran que la asistencia diaria a la futura mezquita no superará las 20 o 30 personas, a excepción de la época del ramadán. Desde el vecindario piensan, sin embargo, que no solo es una mezquita, sino que podría ser un centro religioso regional con una masiva afluencia de personas. Una de las medidas que Conesa ha propuesto al colectivo musulmán es que vendan ese almacén de su propiedad y busquen otro lugar. «Espero que en los próximos días se reúnan y decidan qué hacer». Los vecinos aseguran que hay una persona dispuesta a comprar el local.

Imán de la mezquita: «Nuestro mayor esfuerzo es la integración del musulmán»

«Nuestra mezquita será un centro religioso para educación y reuniones, para dar cursos de árabe a quienes quieran aprender, incluso a los no musulmanes», remarcó Mohamed Lamjouhah, presidente de la comunidad islámica en Alhama de Murcia, compuesta por unas 2.000 personas. «Queremos enseñar el verdadero islam».

Lamjouhah no ocultó su tristeza por la oposición que ha generado la construcción de la nueva mezquita en el vecindario. Remarcó que, por lo menos, en esta ocasión, la corporación municipal «se ha prestado a colaborar». El almacén, aclaró, «lo hemos comprado con nuestro dinero». Cada asociado que está trabajando ha aportado 250 euros, según explicó. Tampoco han aceptado dinero del Gobierno de Marruecos. «Queremos ser independientes, no ser marionetas ni que nos impongan sus maneras», subrayó.

Actualmente, esta comunidad tiene una mezquita en el barrio de Los Dolores y el cambio se debe a un problema de espacio. «Nunca hemos causado problemas», incidió Lamjouhah, quien se muestra proclive a tratar de alcanzar un acuerdo con el vecindario de Las Filipinas. Su afán es que se encuentre la armonía, en especial con los niños. «Nuestro mayor esfuerzo es la integración del musulmán en la sociedad local».

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