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[Vaticano] Rupnik, el ‘artista de Dios’ acusado de abusos a monjas fue excomulgado por la Iglesia y luego readmitido en un mes

El Vaticano expulsó al jesuita esloveno por confesar a una de sus víctimas, pero levantó la pena por “arrepentimiento” en un caso que amenaza con sacudir la política de ‘tolerancia cero’ del Papa

Durante décadas, impuso a religiosas sus besos, caricias y tríos, según ha relatado alguna de las afectadas. No sólo fueron abusos sexuales, sino fundamentalmente acoso y mal uso del poder que, en la Iglesia, convierte al eclesiástico en casi todopoderoso y a las monjas en poco menos que esclavas a la orden del sacerdote. Incluso, llegaba a utilizar el secreto de confesión para coaccionar a sus víctimas.

Es el caso de jesuita esloveno Marko Rupnik, posiblemente el artista religioso más conocido en la actualidad, autor de numerosas capillas por todo el mundo, y cuyo escándalo ha desvelado, de nuevo, el doble rasero de la Iglesia para condenar a sus miembros más reconocidos.

Porque Rupnik, según ha reconocido la propia Compañía de Jesús tras semanas de silencio y de explicaciones vacías, llegó a ser excomulgado por confesar –y absolver– a una de las religiosas con las que mantuvo relaciones sexuales. Una pena, ratificada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en mayo de 2020… y que ese mismo mes, se le condonó al considerar el atenuante de arrepentimiento.

El caso de abusos está oficialmente prescrito, aunque el escándalo levantado en torno a la figura de Rupnik, quien todavía figura como asesor en varios dicasterios vaticanos, amenaza seriamente con acabar con la política de transparencia y ‘tolerancia cero’ auspiciada por el Papa Francisco con el apoyo de la Compañía de Jesús. ¿También para los jesuitas? Esa es la clave que podría llevar a una reapertura del caso, como han señalado los propios jesuitas, que han solicitado a las víctimas que se pongan en contacto con la congregación para relatar sus experiencias.

Y es que sobre Rupnik siguen las sospechas de abusar de más de una veintena de religiosas en la comunidad Loyola, en Eslovenia, donde ejerció como capellán durante décadas. Hasta la fecha, solo una de ellas, Anna (nombre ficticio), ha querido relatar su calvario junto a Rupnik , a quien conoció hace 37 años, cuando ella tenía 21 y el religioso diez más. Con detalles escabrosos. En declaraciones al semanario Domani (el mismo que reveló los escándalos de ‘Vatileaks’), la denunciante confiesa que Rupnik “me besaba levemente en la boca diciéndome que así besaba el altar donde celebraba la Eucaristía”.

Según el relato, el jesuita “rápidamente comprendió mis fragilidades, mis inseguridades y mis miedos”. Anna fue modelo del artista, a quien dibujaba desnuda. Nunca hubo demasiadas dudas sobre lo que allí sucedía. “Tu guía espiritual es quien te guía en la comprensión sobre qué es bueno y qué es malo”, relata la mujer, quien asegura que “si no hacía lo que [Rupnik] quería, rápidamente decía que mi camino espiritual se atascaba y me presentaba como ‘equivocada’ a los demás”.

“La Iglesia y la orden de los jesuitas sabían los hechos desde 1994, cuando llevé personalmente mi pedido de dimisión de los votos al Arzobispo de Liubliana, en los que denunciaba los abusos del Padre Rupnik”, asegura Anna, quien dio su testimonio durante la investigación ordenada por el Vaticano el pasado año. 

Según el relato de Anna, Rupnik le exigía “juegos eróticos siempre peores en su taller en el Collegio del Gesù en Roma, mientras pintaba, después de la celebración de la Eucaristía o después de la confesión”. Con el tiempo, “se volvió más agresivo: recuerdo una masturbación muy violenta que no pude detener y durante la cual perdí la virginidad, episodio que dio inicio a una serie de exigencias de relaciones orales”, sostiene.

Tríos sexuales a imagen de la Santísima Trinidad

“El Padre Marko me pidió tener relaciones de a tres con otra hermana de la comunidad porque la sexualidad debía ser, según él, libre de la posesión, a imagen de la Trinidad donde, decía, ‘el tercero recogía la relación entre dos’”. “No tuvo frenos, utilizó todos los medios para lograr su objetivo, incluso confidencias escuchadas en confesión”, recordó.

Cuando Anna le amenazó con denunciarlo, Rupnik le habría dicho que nadie le creería, porque era “tu palabra contra la mía”. En el relato publicado por Domani, la ex religiosa añade que “nadie me ayudó: ni la superiora Ivanka Hosta, a quien al final busqué, ni las otras hermanas de la comunidad. Tampoco los jesuitas superiores de Rupnik, ni el Arzobispo (de Liubliana, Mons. Alojzij) Šuštar. El Padre Marko era protegido por todo”.

En 1994 dejó la comunidad. “Sufrí un auténtico abuso de conciencia. Su obsesión sexual no era extemporánea sino profundamente conectada a su concepción del arte y su pensamiento teológico”, culmina. Por el momento, y pese a haberse declarado prescrito el caso, Rupnik tiene algunas de sus funciones limitadas: no puede confesar o participar en actividades públicas sin la autorización de sus superiores. En cambio, sí puede seguir celebrando la eucaristía. Y viajando “por motivos de trabajo”. Y es que el ‘artista de Dios’, como se le conoce en ambientes eclesiásticos, ha podido seguir su vida, casi, como si nada. Algunas de aquellas mujeres, que dejaron la vida religiosa y que, incluso, tuvieron intentos de suicidio, no pueden decir lo mismo.

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