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Aspectos como el matrimonio, la apertura a la vida, la procreación asistida, los preservativos, el aborto o la eutanasia, podrían ser también revisados en ‘Gaudium vitae’, la nueva encíclica que prepara el pontífice.
La moral sexual católica siempre genera controversia. Esta vez es el propio Papa Francisco el instigador de una polémica que, a buen seguro, prevé sacudir las mentes de los más conservadores. Gaudium vitae (La alegría de la vida) podría ser el epígrafe que dé nombre a la próxima encíclica de Bergoglio, un epígrafe con el que, en cierto modo, ya se intuye una cierta laxitud moral.
Esta encíclica podría abordar algunos de los «principios irrenunciables» que ya fueron prescritos por Juan Pablo II en su célebra Evangelium vitae, obra en la que figuraban una serie de preceptos en vigor desde hace un cuarto de siglo que cerraban la puerta a los anticonceptivos, el aborto, o el sexo antes del matrimonio (incluso dentro del mismo, a no ser que el fin último fuera la reproducción).
El timing está más que estudiado. No es baladí que se abra este melón de cara a próxima beatificación del Papa Juan Pablo I, uno de los pocos cardenales que se mostró favorable a solicitar a Pablo VI que diera el visto bueno al uso de la píldora en la llamada Humanae Vitae, su última y séptima encíclica.
Voces en el seno de la Iglesia –de las que nueva encíclica se haría eco– ya plantean abiertamente el uso de métodos anticonceptivos no naturales en determinadas circunstancias. Se trata, por el momento, de corrientes de opinión y seminarios que podrían estar fraguando un tiempo nuevo en materia doctrinal.
Aspectos como el matrimonio, la apertura a la vida, la procreación asistida, los preservativos, el aborto o la eutanasia, podrían ser revisados en esta nueva encíclica, lo que supondría una puesta a punto de la doctrina eclesiástica y, de paso, la posibilidad de acabar con esa pátina de conservadurismo que cubre todo lo relacionado con el cuerpo y el sexo.
Si bien tampoco estamos hablando grandes avances. Se trata de cuestiones que en buena parte de la feligresía están muy superadas pero que, en las altas esferas son susceptibles de generar cismas y conflictos diplomáticos.