El diputado Álvaro Dastugue pidió informes al Poder Ejecutivo, por una presunta ceremonia religiosa umbandista en Torre Ejecutiva, Susana Andrade respondió.
El diputado Álvaro Dastugue pidió informes al Poder Ejecutivo por una presunta «ceremonia afroumbandista» realizada en la Torre Ejecutiva durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente. Desde organizaciones afro y activistas señalan que la crítica desconoce la dimensión cultural y el marco de derechos humanos.
Presunto «canto umbandista» en acto oficial
El pasado 25 de julio, en el marco del Día Internacional de las Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, se realizó una actividad en la sede de la Presidencia de la República. El evento, con participación institucional y de organizaciones afrodescendientes, incluyó intervenciones musicales breves con cantos y toques de raíz afroumbandista.
La instancia formó parte de una agenda de trabajo más amplia orientada a visibilizar el aporte de las mujeres afro en la vida social, política y cultural del país, y a promover políticas públicas que enfrenten el racismo estructural.
A raíz de este acto, el diputado Álvaro Dastugue (Partido Nacional), referente del sector evangélico, solicitó informes al Poder Ejecutivo. En su declaración pública, señaló que «no se trató de una conmemoración cultural: hubo rezos e invocaciones religiosas en la sede del Gobierno», lo que, a su juicio, vulneraría el principio de laicidad.
Según el legislador, la realización de rituales religiosos en un edificio estatal contravendría la neutralidad religiosa que el Estado uruguayo debe garantizar.
Respuestas desde la comunidad afro y religiosa
La activista y exlegisladora Susana Andrade, integrante de la comunidad afroumbandista, respondió públicamente a los cuestionamientos. En una carta difundida por redes sociales y medios, rechazó lo que calificó como una «actitud de racismo y machismo furioso», y defendió la legitimidad de la ceremonia como una expresión cultural y espiritual de comunidades históricamente discriminadas.
«La cultura afro incluye su espiritualidad. En las tradiciones africanas y originarias no se separan cultura y religión como en el mundo eurocéntrico. Música y canciones son cultura, aunque formen parte de rituales religiosos», explicó Andrade.
Asimismo, subrayó que “Uruguay es un país laico, pero la laicidad no implica exclusión religiosa, sino respeto a la pluralidad de expresiones”.
Marco legal y derechos
El artículo 5° de la Constitución uruguaya consagra la libertad de cultos, mientras que la Ley General de Educación establece la enseñanza y el respeto de «saberes y creencias» en un marco de pluralidad.
Desde una perspectiva de derechos humanos, organizaciones afrodescendientes han reclamado históricamente el reconocimiento y visibilización de sus expresiones culturales y espirituales, en lo que consideran parte de una reparación simbólica frente a siglos de esclavitud, exclusión e invisibilización.
Según informes de la comunidad umbandista, se han registrado actos de discriminación religiosa y obstáculos para ejercer sus prácticas en el espacio público.
Debate sobre la laicidad y la inclusión
Este episodio reabre el debate sobre la interpretación contemporánea de la laicidad en Uruguay. Mientras sectores conservadores apelan a una versión restrictiva y excluyente de toda manifestación religiosa en ámbitos estatales, otras voces —incluyendo especialistas y activistas— promueven una “laicidad inclusiva” que contemple la diversidad cultural y religiosa del país.
“La representación institucional de pueblos históricamente rezagados es una forma de democratización del espacio público”, señaló Andrade, quien también recordó que actos similares con símbolos religiosos europeos no generan la misma reacción.
El reconocimiento de las culturas afrodescendientes, incluyendo sus dimensiones espirituales, forma parte del compromiso asumido por el Estado uruguayo en políticas de equidad y diversidad. Más allá de la controversia puntual, el episodio pone de relieve tensiones persistentes entre discursos de laicidad, racismo estructural y el desafío de construir una democracia más representativa e inclusiva.





