La reciente visita del lehendakari Urkullu al Vaticano, donde se ha entrevistado con el secretario de Estado, Pietro Parolin, ha puesto de relieve la influencia del nacionalismo vasco en Roma al ser recibido por el número dos del Papa Francisco que solo reserva sus encuentros para primeros ministros. Pero más significativo aún ha sido su contenido al priorizar el problema de los refugiados sobre asuntos locales como la consolidación del final del terrorismo etarra.
Esta actitud de Urkullu se corresponde con el pacto de Gobierno PNV-PSE que, en su nueva legislatura, ha colocado como una de las prioridades de su agenda afrontar, dentro de sus modestas posibilidades, la respuesta a una Europa en crisis, una vez derrotado el terrorismo etarra que mantuvo ensimismada a la comunidad vasca.
El Ejecutivo autonómico, pionero en políticas sociales como la renta mínima de reinserción, ha mantenido su contribución a la cooperación al desarrollo durante la recesión, y presiona ahora para que el Gobierno central se implique más en la ayuda a los refugiados.
El lehendakari tramitó la entrevista a través del Nuncio del Vaticano en Madrid, Renzo Fratini, y del presidente de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Bilbao entre 1995 y 2010, Ricardo Blázquez. Urkullu pretende abrir una vía de comunicación con el Vaticano en un momento propicio con el mandato del Papa Francisco, jesuita, y cuya visión social de los problemas económicos comparte. Los lehendakaris José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe también intentaron en los años noventa la comunicación con el Vaticano, pero el equipo de Juan Pablo II no fue propicio a un acercamiento como lo es el de Francisco.
Previamente, Urkullu se reunió con el general de los jesuitas, el Papa negro, el venezolano Arturo Sosa. Más allá de la adscripción católica de Urkullu su ascendiente en la compañía tiene que ver con el origen vasco de su fundador, Ignacio de Loiola, y la ubicación de su sede central en el corazón de la comarca vasca del Urola.
Urkullu, en su encuentro con Parolin, expresó su complicidad con la doctrina social de la Iglesia y basó su intervención en el problema de los refugiados en sintonía con el discurso del Papa Francisco que ha situado esta cuestión en el centro de sus preocupaciones, como confirmó en una entrevista concedida a EL PAÍS.
Corredores humanitarios
El lehendakari, antes de su encuentro con Parolin, se reunió con representantes de la Comunidad de San Egidio, premio René Cassin de Derechos Humanos del Gobierno vasco, y cuya dedicación al problema de los refugiados es considerada ejemplar por el Papa Francisco. Con San Egidio se informó de su experiencia sobre los “corredores humanitarios”, materializada en un pacto alcanzado con el Gobierno italiano, que permite a la comunidad trasladar a refugiados muy vulnerables a través de un “visado humanitario”.
Urkullu adelantó a Parolin, en presencia, como es preceptivo, del embajador de España en la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez y Sáenz de Buruaga, que iba a presentar esta propuesta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su próximo encuentro, tras constatar la “preocupación común” con el Vaticano por la insuficiente capacidad de respuesta de los gobiernos europeos ante el problema de los refugiados. También anunció que presentará a Rajoy un plan de gestión más adecuado que el existente tras la avalancha actual de refugiados hacia Europa partiendo de la base que es el Gobierno central el que dispone de la competencia de admisión.
Urkullu ha adaptado la estructura de la Presidencia del Gobierno vasco a esta prioridad. La Secretaría de Paz y Convivencia, dependiente directamente del lehendakari, y que ha estado centrada la pasada legislatura en consolidar el final del terrorismo incluirá en su cometido la cuestión de los refugiados y la Agencia de Cooperación al Desarrollo.
“Queremos ponernos al servicio de una sociedad vasca que quiere abrirse y mira a los retos emergentes del siglo XXI en materia de derechos humanos. Los asuntos pendientes del final del terrorismo pertenecen a la agenda del siglo XX”, señala el secretario de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández, testigo del encuentro junto con Marian Elorza, representante de Acción Exterior del Ejecutivo autónomo.
El lehendakari expuso al secretario de Estado del Vaticano que el objetivo prioritario de su Gobierno de coalición con los socialistas era fomentar el diálogo para lograr una salida social a la crisis y cerrar la etapa final del terrorismo con una “paz justa, duradera y definitiva”.
Víctimas de ETA
Pietro Parolin puso especial interés en preguntar a Urkullu por los asuntos pendientes para cerrar el capítulo del terrorismo etarra como la situación de las víctimas, el desarme y disolución de ETA, la situación de sus presos y la memoria.
“Demostró un profundo conocimiento de la situación en que se encontraba la etapa final del terrorismo. Se interesó especialmente por cuestiones humanitarias como la situación de las víctimas del terrorismo de cuyo reconocimiento tardío fue informado por el lehendakari”, señalan fuentes próximas al encuentro.
Aunque el Vaticano ha jugado un papel reciente de mediación en conflictos como el de Cuba con Estados Unidos, o como en el proceso de paz en Colombia y en Venezuela, el secretario de Estado del Vaticano no adquirió ningún compromiso sobre el final del terrorismo etarra ni el lehendakari se lo pidió. El Vaticano no media en conflictos internos en Europa si no lo piden los estados concernidos. En el caso de ETA España y Francia.