Una exposición de tres artistas en Roma ha sufrido ataques y amenzas por sus polémicas obras relacionadas con la religión. El Vicariato de Roma avisó de las posibles consecuencias legales de ofender el sentimiento religioso mostrando a homosex
Un tachón de pintura roja recorre el rostro de una muchacha que viste sotana y alzacuellos. Es el retrato de una bella mujer que sufrió la furia de cinco encapuchados que irrumpieron en la galería de arte romana que la alberga con el fin de destrozar su exposición.
La exposición se titula Triálogo, un diálogo pictórico entre tres artistas, el italiano Mauro Maugliani y los españoles Gonzalo Orquín y Luis Serrano y que se muestra en L'Opera, una pequeña galería privada de arte anclada en el enrevesado centro de Roma.
En esa galería se expone, hasta el próximo 17 de noviembre, este Triálogo, compuesto por imágenes que han suscitado "la furia" de algunos sectores de la sociedad romana, afirmó Maugliani.
La muestra está presidida por un enorme retrato sobre lino de una muchacha de ojos vivos y cabello castaño que viste sotana y alzacuellos y que su autor, Maugliani, bautizó como En Dios creemos.
Ataques a las obras
A última hora de la tarde del pasado 30 de octubre, cinco jóvenes italianos encapuchados irrumpieron en esta pequeña galería, aerosol de pintura en mano, con el objetivo de desfigurar las obras.
Pero, según Maugliani, los precedentes de "este ataque al arte" se sitúan en el pasado 23 de octubre, cuando el diario italiano La Repubblica publicó una reseña entre sus páginas en la que se mostraban las fotografías de la exposición.
Carta de amenaza
Este artículo suscitó la reacción del Vicariato de Roma que, solo un día después, envió a la galería una carta que, hoy en día, permanece enmarcada en las paredes de esta sala de exposiciones y en la que se instaba a ocultar esas imágenes "poco oportunas".
"Con la presente, se advierte formalmente a la galería de arte de las consecuencias legales que supondrá la publicación de imágenes ofensivas y lesivas al sentimiento religioso del individuo y a la naturaleza de culto de los templos", advierte la carta de los servicios jurídicos de la vicaría, fechada y firmada el 24 de septiembre.
La misiva de la Iglesia aludía, en especial modo, a la obra de Gonzalo Orquín, dieciséis fotografías tomadas en los principales templos de la ciudad en las que aparecen parejas homosexuales besándose, que lleva por título "Sí quiero" y que forma parte de este Triálogo.
A raíz de la carta enviada por el órgano eclesial, la dirección de la galería optó por cubrir las fotografías con un cartón negro y colocar debajo de ellas unas cruces "en señal de luto", tal y como contó a Orquín, que tildó la decisión de "triste censura".
Pero la publicación de La Repubblica siguió levantando polémica en el país hasta el punto de que, según aseguró Maugliani, en los días precedentes a la irrupción de los encapuchados, se sucedieron diferentes acontecimientos en las puertas del local, como vehículos que a su paso "pitaban e insultaban".
El punto álgido de esta polémica se produjo el pasado 30 de octubre con la entrada de cinco jóvenes italianos a las instalaciones de L'Opera que, según explicó la encargada de la exposición Martina Adami, "entraron en estampida" cuando estaba ella sola en la sala, que trató de evitar el atentado sin demasiado éxito.
"He sentido el ataque sobre mi piel, he sentido un ataque hacia mi persona", aseguró Maugliani cuya obra −la de la mujer sacerdote− fue la que más daño sufrió.
La mano ejecutora centró "su furia" −en palabras del propio Maugliani− en los ojos de la mujer, para después descender con su grafismo hacia la boca y finalizar con un intenso borrón rojo sobre el alzacuellos que la muchacha porta.
Fanatismo religioso
Se trata, según explicaron los autores, de un nuevo caso de "fanatismo religioso", algo que los propios artistas parecen no entender cuando aluden a las palabras que el papa Francisco trasmitió a los periodistas en su viaje de vuelta a Roma de la JMJ de Río de Janeiro en julio, con las que aseguró que no es nadie para juzgar a un homosexual "si busca al Señor y tiene buena voluntad".
A pesar de las palabras del pontífice, Orquín aseguró que se "esperaba algo del estilo en una ciudad como Roma" pero lo que más le sorprendió es que "nadie de la comunidad artística les ha arropado".
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