UNI Laica (la Asociación por una Universidad Pública y Laica, sección de Universidad de Europa Laica) ha recibido la queja, por parte de miembros de la Universidad de Jaén (UJA), de que esta viene organizando desde el año pasado, con carácter anual, “Solemne Acto Académico con motivo de la Festividad de Santo Tomás de Aquino”. En este acto tiene lugar la imposición de los principales honores y distinciones anuales de la UJA (a los “Currícula Platino”, las nuevas Cátedras de Universidad, los jubilados/as PDI y PAS, al personal activo que cumple 25 años de servicio, etc., etc.).
En UNI Laica consideramos que este Solemne Acto de una universidad pública, como es la de Jaén, no debe estar ligado a la festividad de un santo. Este en particular, es un patrón habitual y tradicional de centros y colectivos de enseñanza católicos. Es evidente que no todos los universitarios se sienten identificados con este o cualquier otro miembro del santoral; la contribución histórica de este “doctor de la Iglesia” fue sin duda importante, pero también discutible y controvertida desde algunos puntos de vista, sobre todo desde la visión que promueve la libertad de las conciencias.
Pensamos que ese apego al santoral es más propio de tiempos felizmente superados (o eso queremos creer), y sugerimos que, si se quiere ligar el Acto Académico a alguna festividad o efeméride, se busque una de carácter laico, que no privilegie ni discrimine por razones de creencias y convicciones. Por ejemplo, sin apenas modificar las fechas, se podría conmemorar el Día Internacional de la Educación, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de enero. De hecho, está en marcha una recogida de firmas en la UJA con la solicitud formal de cambio de fecha conmemorativa.
Comprobamos que la Universidad de Jaén no es la única que celebra la festividad de Santo Tomás de Aquino. También lo hacen otras como la Juan Carlos I, la de Granada (en el campus de Ceuta) y la de Sevilla (en su Colegio Mayor Hernando Colón, dependiente de esa Universidad). La Universidad pública de Salamanca (USAL) realiza la conmemoración de la festividad de santo Tomás como “patrono de la Universidad española” (¿en qué tiempos?), y lo celebra, significativamente, de manera conjunta con la Universidad Pontificia. La USAL elige este santo día para la investidura de nuevos doctores (que antes se hacía en la apertura de curso) y para el reconocimiento de los méritos de personas e instituciones que se han distinguido por su colaboración con la Universidad, bien con el título de Mecenas, con la imposición de la Medalla de la Universidad o con otros galardones. Y, para terminar con los (malos) ejemplos, las Universidades de Córdoba y Murcia (probablemente no sean las únicas) llegan al extremo de declarar el día dedicado a este santo como no lectivo en todos sus centros.
Como, lamentablemente, Tomás de Aquino no es el único santo patrón universitario, aprovechamos la ocasión para reclamar la sustitución de los abundantes patronos católicos de las distintas Facultades y Escuelas Universitarias por otros tantos patronos laicos, o, sencillamente, por los “Días internacionales” que correspondan (como el señalado Día de la Educación, el Día Mundial de la Ciencia, el Día Mundial del Farmacéutico, etc.).
Lo aquí denunciado no es, por desgracia, más que una muestra del confesionalismo actual de la Universidad pública; recordemos, por su extraordinaria gravedad, que aún se imparte religión en las Facultades de Ciencias de la Educación. Y que, además, se han creado recientemente cátedras de Teología cristiana, se ofrecen otros cursos basados en diversas creencias pseudo- y anticientíficas, hay centros de Magisterio de la Iglesia adscritos a las universidades públicas, hay en éstas capillas católicas, las universidades ofrecen y costean otros servicios religiosos, y aún abundan los símbolos confesionales en espacios públicos de Facultades y Escuelas. En definitiva, la Constitución acaba de cumplir cuarenta años, pero la aconfesionalidad estatal que exige el artículo 16.3 sigue sin cumplirse en el ámbito universitario (y fuera de él).
Por ello, UNI Laica, con el respaldo de más de 8.200 firmantes de su Manifiesto por una Universidad pública y laica, alienta a todos los/as universitarios/as a apoyar la exigencia de una Universidad pública que no discrimine, ni positiva ni negativamente, por razón de creencias, es decir, plenamente laica.
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