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UNI Laica pide al nuevo ministro de Universidades un apoyo decidido a la laicidad universitaria

Después de intentarlo con poco éxito con el ministro de Universidades anterior –Manuel Castells, que rehusó involucrarse escudándose en sus escasas competencias–, UNI Laica ha enviado un escrito al nuevo, Joan Subirats, con el que las espectativas son mejores, pues no olvidamos su actitud decidida en defensa de la laicidad universitaria ya en 2011, cuando tuvo lugar aquel ‘conflicto de las capillas universitarias’ (véase, por ejemplo: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/universidad-sin-capillas/20110324124843052307.html).

Además de recordarle al ministro los asuntos pendientes de resolver de cara a conseguir una Universidad pública laica, se le ha solicitado una entrevista que permita clarificar, priorizar y agilizar las acciones a tomar.

Reproducimos el escrito remitido al ministro, de quien esperamos tener noticias positivas pronto.

4 de enero de 2022

Sr. Ministro de Universidades, D. Joan Subirtats Humet.

En primer lugar, lo felicitamos por su nombramiento como nuevo ministro de Universidades. También nos felicitamos como Asociación por una Universidad Pública y Laica (UNI Laica, grupo de universidad de Europa Laica), pues conocemos su defensa de la laicidad universitaria, especialmente con motivo del ‘conflicto de las capillas’ de 2011. Por eso creemos que estamos ante una ocasión única para avanzar en aconfesionalidad, racionalidad y dignidad universitarias, y esperamos del ministro actuaciones en ese sentido, muy necesarias.

En efecto, en UNI Laica nos lamentamos de que, más de 40 años después de que la Constitución española declarara la aconfesionalidad del Estado, la Universidad pública siga exhibiendo con frecuencia un rancio confesionalismo católico, acompañado, a veces, por el proselitismo de otras creencias pseudo- y anti-científicas.

Quizás el confesionalismo más grave sea el que afecta a las Facultades (y Escuelas Universitarias) que preparan a las futuras maestras y maestros. Hace unos 45 años que desapareció de los estudios universitarios la asignatura obligatoria de Religión (que junto a la Formación del Espíritu Nacional y la Educación Física constituían “las tres marías”), y sin embargo varias asignaturas de religión católica se mantienen muy vivas, si bien de forma voluntaria –faltaría más– en tales Facultades y Escuelas. Incluyen contenidos de carácter anti-científico (en particular, elementos creacionistas), además de preceptos morales que a menudo colisionan con valores democráticos. La confesionalidad de las asignaturas impartidas es palmaria, pues su contenido lo dicta la Conferencia Episcopal Española (CEE), y pueden ser convalidadas para la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA), el título que la propia CEE exige a los docentes de Religión en los colegios del Estado y los concertados.

Este es, en realidad, sólo el primer punto de una lista de reivindicaciones a considerar en el camino hacia una Universidad laica. En el Anexo le actualizamos al ministro la lista de tareas inaplazables que a nuestro entender se deben acometer para dignificar las Universidades públicas de España mediante su plena aconfesionalidad, el respeto a la diversidad de convicciones y creencias individuales, y la defensa de la racionalidad, la ciencia y las humanidades. Pensamos que un primer e importante paso para abordar los elementos de esa lista sería promover la inclusión, en la nueva Ley de Universidades, de un artículo en el que se explicite que “la Universidad pública será laica”, seguido de las convenientes explicaciones o consecuencias.

En UNI Laica somos conscientes de que una parte de la actual “oferta confesional” universitaria viene exigida por los Acuerdos de España con la Santa Sede, es decir, por unos Acuerdos que se elaboraron como actualización del Concordato de 1953 antes de la aprobación de la Constitución, pero otra buena parte, no. En otras palabras, el confesionalismo universitario a menudo va más allá de lo que exigen los Acuerdos. En todo caso, cuando exista ese conflicto entre la aconfesionalidad, autonomía y dignidad universitarias y los Acuerdos con la Santa Sede (como es el caso de las asignaturas de religión), pensamos que el primer paso, desde los poderes públicos y autoridades académicas, debe ser el de señalar/denunciar públicamente ese gravísimo obstáculo.

Dado el alcance de las cuestiones aquí planteadas con brevedad, creemos que sería conveniente una reunión personal entre usted y representantes de nuestra asociación. Por ello, por la presente, se la solicitamos formalmente; lo ideal es que fuera presencial, pero si la situación sanitaria lo desaconseja, no tenemos inconveniente en que sea virtual.

Quedamos a la espera de su respuesta.

Un cordial saludo.
Secretariado de UNI Laica

ANEXO. Lista de tareas para la consecución de la laicidad en las Universidades públicas españolas.

·         Eliminación de las asignaturas confesionales de religión de los grados de Infantil y Primaria, y de cualesquiera otras enseñanzas ofertadas.

·         Cierre de capillas y de otros espacios confesionales. Supresión de capellanes y cargos similares costeados por las Universidades.

·         Fin de privilegios (económicos, propagandísticos y de otro tipo) a ‘Pastorales’, ‘Servicios de asistencia religiosa’, ‘Hermandades’ y otras asociaciones religiosas.

·         Eliminación de símbolos religiosos.

·         Sustitución de patronos religiosos de Facultades y Escuelas por otros con méritos relacionados con los centros en cuestión; y/o celebración de ‘días internacionales’ apropiados.

·         Prohibición de participación de autoridades académicas en misas, procesiones y otros actos religiosos.

·         Prohibición de la convocatoria de este tipo de actos por parte de autoridades académicas.

·         Prohibición de la celebración de este tipo de actos en paraninfos y otros espacios universitarios.

·         Prohibición del proselitismo de diversas creencias (religiosas o no) pseudo- o anti-científicas, a menudo pseudoterapias.

·         Eliminación de la adscripción de centros de enseñanza confesionales (generalmente, dependientes de arzobispados) a las universidades públicas.

·         Cierre de las cátedras de teología cristiana (o de cualquier otra confesión) y prohibición de todas las enseñanzas proselitistas, ya sean religiosas o de otras ideologías e intereses ajenos al interés común.

·         Promoción y defensa decidida de las Universidades públicas, únicas al servicio inequívoco de los intereses comunes de la ciudadanía.»

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