“Tenemos que tener la confianza en Dios. Esta babosada [la mascarilla], yo la uso, pero esto no me va a salvar de un cáncer, de una anemia o de cualquier otra enfermedad. La gente malinterpreta las cosas que yo digo”
Darwin Andino, obispo de la Diócesis de Occidente, a la que pertenece el templo de Corquín, aclaró que el sacerdote “no tiene la autoridad” para obligar a los feligreses a incumplir las medidas de bioseguridad.
Un sacerdote del noroeste de Honduras pidió perdón el lunes por haber arrancado, un día antes durante una actividad por Semana Santa, la mascarilla del rostro al menos a dos feligreses porque su uso es una “babosada”.
El hecho ocurrió en medio de la conmemoración el Domingo de Ramos, en el atrio de un templo en el municipio de Corquín, departamento de Copán. Fue resgistrado por el canal de TV Copan Sur, y parte de estas imágenes fueron difundidas por medios locales y redes sociales este lunes.
“No perdamos nuestra cultura, nuestra religión. Mire, yo miro toda esta babosada, ve…”, dice mientras le arranca el cubreboca a una mujer. “Mier.. ve”, exclama, para luego lanzar lejos la mascarilla.
En las imágenes también se observa que le retira la mascarilla a otro asistente, diciendo que las mascarillas “son un negocio” y que no dejará entrar a misa a quienes estén con cubrebocas.
El sacerdote fue identificado como Rolando Peña, de 60 años. Vestido de casulla roja -como manda el calendario litúrgico para Semana Santa- se jactó de andar sin ningún tipo de protección ante la pandemia de covid-19.
“Mire yo como ando, ve… Quítesela, vámonos libres, descubrámonos”, asegura. “No me voy de aquí hasta que no se quiten las mascarillas”, agregó.
Este lunes, entrevistado por el canal HCH, el sacerdote Peña justificó su actitud en su “forma de ser” y dijo que solo estaba bromeando.
“Tenemos que tener la confianza en Dios. Esta babosada [la mascarilla], yo la uso, pero esto no me va a salvar de un cáncer, de una anemia o de cualquier otra enfermedad. La gente malinterpreta las cosas que yo digo”, aseguró.
Ofrece disculpa
“Si a alguien le afecté, yo pido perdón, pero es mi manera de ser”, insistió.
Darwin Andino, obispo de la Diócesis de Occidente, a la que pertenece el templo de Corquín, aclaró que el sacerdote “no tiene la autoridad” para obligar a los feligreses a incumplir las medidas de bioseguridad.
Con cerca de diez millones de habitantes y un subregistro de muestras, el país centroamericano contabiliza más de 187.000 casos de covid-19 y 4.600 fallecidos.
La Iglesia Católica hondureña convocó a los feligreses a las celebraciones de Semana Santa con medidas de bioseguridad y distanciamiento físico en los templos, mientras suspendió las procesiones por temor a los contagios.