Descargo de responsabilidad
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El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.
Los Gobiernos sueco y danés se han mostrado dispuestos a estudiar la posibilidad de prohibir o dificultar las quemas públicas del Corán, como las que en los últimos días han suscitado diversas réplicas en el mundo islámico. Desde amenazas diplomáticas y comerciales hasta llamamientos del líder supremo de Irán a aplicar «el máximo castigo» a los responsables, una expresión que diversos precedentes convierten en inquietante.
Las actuaciones planificadas como provocaciones ante embajadas, mezquitas o sinagogas, coincidiendo con festividades religiosas, comunicadas públicamente, autorizadas y protegidas por las fuerzas policiales, han sido amparadas por las garantías que protegen el derecho a la libertad de expresión. Es este un valor que ha costado siglos conquistar, del que las sociedades que se han dotado de regímenes políticos democráticos de derecho y laicos pueden sentirse orgullosas y obligadas a defender ante las distintas amenazas que pesan sobre él. Pero complica notablemente qué actitud tomar ante esta polémica el hecho de que sus autores no sean, precisamente, defensores impolutos de las libertades, sino que en sus motivaciones estén presentes expresiones de odio y una voluntad nada disimulada de provocar una reacción perfectamente previsible. Es evidente que muchas de estas actuaciones han estado claramente al servicio de las estrategias de tensión intercomunitaria de la extrema derecha. Y parecen fundamentadas también las sospechas de que, en algunos casos, respondan a intereses de servicios de inteligencia extranjeros, como el ruso, deseosos de complicar las relaciones diplomáticas de algunos países (como por ejemplo las de Suecia con Turquía, que tiene la llave de su ingreso en la OTAN).