Jesús Conde, párroco de Punxín y Freás, también se negó a dar la comunión a quienes conviven sin casarse.
El cura de las parroquias ourensanas de Punxín y Freás, Jesús Conde, ha dimitido después de que los vecinos recogieran firmas para su relevo por llamar a las mujeres adúlteras y negarse a dar la comunión a quienes conviven sin casarse, según ha informado un portavoz del Obispado.
El conflicto comenzó hace dos meses y medio, cuando el Obispado de Ourense sustituyó al anterior cura, que se jubiló por enfermedad, y se agravó este fin de semana, al impedir los vecinos al nuevo párroco oficiar la misa de este domingo, porque supuestamente se había negado a dialogar con ellos y tratar sus quejas.
El delegado de medios de la Diócesis y párroco en Verín, José Estévez, ha dicho en una comparecencia pública que a Conde no se le "ha presionado" para que renuncie y ha reconocido que si él mismo se viese en la situación en la que este religioso se encontró, se iría. "Si mi trabajo en un sitio no va a tener sentido por los motivos que sean" haría eso, ha remarcado.
Así, Jesús Conde, que lleva otras cuatro parroquias, dijo en la tarde de este lunes, según ha indicado este portavoz, que le parecía que su trabajo pastoral en Punxín y Freás ya no tenía sentido por las circunstancias" y desde ese momento el conflicto quedó solucionado.
Una representación de los feligreses de esta zona acudió esta mañana al Obispado de Ourense para exponer sus quejas por la actitud de Jesús Conde y por comentarios suyos presuntamente relacionados con el adulterio, con los malos pensamientos reinantes en la sociedad actual y con el hecho de que parece que la ciudadanía "está en Babia". Estévez ha señalado a los informadores que "conociendo a Don Jesús reconocerá, sin duda, si ha metido la pata, y pedirá perdón. Si es consciente de que se ha equivocado, seguro que lo reconocerá", ha insistido, y ha comentado que quizás se haya magnificado lo sucedido porque "la Iglesia está haciendo muchas cosas, y muchas cosas buenas, aunque haga algunas malas".
"Todo esto hay que hablarlo y hay que aclararlo", ha abundado el delegado de medios, y ha indicado que en ocasiones no se utilizan las palabras adecuadas para decir las cosas y entre los vecinos y este religioso está claro que hubo un problema de comunicación. "Cuando hay una queja, queremos oír a las dos partes y luego hacer la valoración oportuna" y en este caso "ha faltado un poco de comunicación entre el cura y los feligreses".
De los asuntos puntuales se encargará ahora el arcipreste de O Carballiño, José Ramón Hernández, hasta que se nombre a otra persona o se tome una decisión, porque, ha apuntado Diéguez, "los curas somos cada día menos y es muy difícil cubrir todo lo que ha quedado vacante".
El sacristán Jonathan Veiga, que dimitió por sus discrepancias con Jesús Conde y está dispuesto a retomar su cargo ahora que se va, ha agradecido al Obispado el apoyo. "Nos han pedido perdón por el comportamiento" y se han comprometido a regularizar la situación económica toda vez que los vecinos no podían disponer de la cartilla parroquial a la que presuntamente tenían acceso. "Yo creo que se le presionó" para irse, hay "una parte voluntaria, pero también presión por parte del Arzobispado" seguro, ha subrayado Veiga, quien dijo que nunca se había visto en una situación semejante.
Un grupo de vecinos impiden la entrada del cura a la iglesia. EFE
Archivos de imagen relacionados