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Un convento de monjas antiguas clarisas de Lerma-La Aguilera recibe su sustento del Banco de Alimentos

Se trata de una nueva orden ligada a grupos ultracatólicos, denominada

Nos llega la noticia a través de nuestra Red de Observadores. Son unas 200 monjas de clausura instaladas en un convento de la localidad burgalesa de La Aguilera, quienes están bien surtidas a través del Banco de Alimentos, cuando se trata de personas jóvenes y con formación, que se dedican a la vida contemplativa sin aportar nada útil a la socidad, mientras otras familias sin trabajo sufren la actual situación de penuria. Pero su cambio de clarisas a la nueva congregación que recibe el nombre de   'Iesu Communio' (La comunión de Jesús) cuenta con importantes apoyos dentro de la iglesia tanto en España como en Roma.

Por otra parte no hay que olvidar que este tipo de instituciones "caritativas" como el Banco de Alimentos forman parte de un entramado que no responde tanto a la búsqueda de la justicia y los derechos de las personas, sino a la práctica de valores religiosos ligados a la caridad. Así colaboran empresas que tienen condiciones laborales muy "especiales" a sus trabajadores, pero que colaboran con estos grupos de caridad institucionalizada, que también cuentan con subvenciones de la Administración.

Sobre este tema véase el artículo: El peligroso resurgir de la caridad

Este convento y sus monjas están ligadas a movimientos ultracatólicos y ya en 2009 un reportaje de El País anunciaba la posible escisión de las clarisas, algo que se materializó en 2010 con todo secretismo, como apunta otro reportaje de El Mundo.

Se decía en El País:

Las hijas de sor Verónica son diametralmente opuestas a las monjas de otros conventos de clausura. No son crías incultas provenientes del entorno rural en busca de subsistencia. La mayoría ha tenido pareja y empleo. No son monjitas de escasa teología, pastas y agua de limón, invisibles y entrañables tras el torno.

Las hijas de sor Verónica han sido educadas en la Iglesia de resistencia de Juan Pablo II. Son militantes. Muchas pertenecen a grupos neoconservadores: Camino Neocatecumenal (Kikos), Comunión y Liberación, Opus Dei, Renovación Carismática, Lumen Dei, Legionarios de Cristo, Schonstatt. Son urbanas y con estudios. Ninguna es inmigrante. Hay cinco hermanas de la misma familia; 11 parejas de hermanas de sangre y unas gemelas. Abunda la clase media. Y los títulos universitarios. Esta comunidad ofrece un completo catálogo de abogadas, economistas, físicas y químicas; ingenieras de caminos, industriales, agrícolas y aeronáuticas; arquitectas, médicas, farmacéuticas, biólogas y fisioterapeutas; bibliotecarias, filólogas, pedagogas y fotógrafas. Un religioso que conoce la comunidad la define como "una olla de grillos intelectual difícil de gobernar". Otro viejo sacerdote burgalés tiene sus dudas sobre la uniformidad del proyecto, dada la disparidad de los movimientos neocon que lo nutren: "Casi todas las que entran tienen que ver con las nuevas realidades de la Iglesia. Cada una tiene su propia forma de ser, de orar, de cultivar la piedad. Están encarriladas en las prácticas de esos movimientos y tienen que hacer un esfuerzo añadido para desprenderse de sus espiritualidades de origen y confluir en la regla de Santa Clara. Unificar ese revoltijo es complicado, y mucho más siendo tantas". Una monja de la comunidad confirma que denominan a la veintena de compañeras procedentes de los kikos: "Las hermanas del camino: ellas ya tienen mucho avanzado".

Y un año más tarde lo confirmaba El Mundo:

El 'milagro' vocacional femenino español cambia de nombre y de carisma. Las clarisas de Lerma dejan de ser clarisas. Benedicto XVI ha aprobado ya el decreto pontificio por el que se erige un nuevo instituto religioso para ellas. Se llamará 'Iesu Communio' (la comunión de Jesús) y uno de los principales elementos de su carisma será la evangelización de los jóvenes.

Le preguntamos simplemente por qué eligieron ese nombre (en latín y con evocaciones al movimiento Comunión y Liberación, al que pertenece la mayoría de las hermanas) y cuál va a ser su carisma. Pero ni eso quiere contestar. La hermana Andrea repite, una y otra vez: "No nos gusta salir en los medios".

Una obra que cuenta ya con la admiración generalizada de obispos y cardenales. Tanto en España (donde goza del apoyo y la estima del cardenal Rouco o del Nuncio, Renzo Fratini), como en el Vaticano, donde los curiales de más alto rango se preguntan por las claves de esta impresionante primavera vocacional. Una primavera que, ahora, recibe del Papa el espaldarazo que la convierte en una nueva institución religiosa.

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