Héctor es un alumno que al llegar al IES de su pueblo, Dos Torres en Córdoba, observó como el centro tenía crucifijos en las aulas, como el obispo Demetrio irrumpía en el instituto y alterando los horarios, se reunía con el alumnado del centro en sus visitas pastorales. Todo ello con el consentimiento de un equipo directivo que después de tres años mantiene su posición, apoyada por un acuerdo del Consejo Escolar, que carece de competencias para ello, y de una circular de la Consejería que avala que sea el Consejo Escolar el que determine si deben estar o no los símbolos, a pesar de que hasta el Defensor del Pueblo ha dictaminado que esa circular es obsoleta y no cumple la ley.
Sus padres, al principio, Andalucía Laica a continuación, hemos venido denunciando esta situación ante el centro, la Consejería, el Defensor del Pueblo Andaluz… sin resultado alguno. Las últimas veces antes de finalizar el curso, y ahora a comienzos del curso escolar, denuncia ante el centro, denuncia ante la Consejería.
Ahora Héctor, que ve como se vulnera su libertad de conciencia tampoco da tregua a esta lucha por sus derechos el año pasado presentó un vídeo para un concurso sobre derechos humanos promovido por el Defensor del Pueblo, pero el centro lo censuró y no lo presentó. Desde la oficina del Defensor alegaron que era el centro el que seleccionaba los trabajos que representaban al centro.
He aquí el vídeo preparado por Héctor:
Pero Héctor está dispuesto a no cejar en su empeño y se ha propuesto clamar ante este atropello todas las semanas, hasta que esos tres años de desierto terminen reconociendo algo tan fundamental, su libertad de conciencia, tres años vulnerada.
He aquí el grito de este adolescente, reclamando al Equipo Directivo de su instituto la retirada de esa simbología religiosa: