El bloqueo, debido a que ambos medios se negaron a la supervisión estatal, es visto como un paso más en el intento de Erdogan por controlar la narrativa de cara a las cruciales elecciones de 2023
Un tribunal turco ha ordenado bloquear el acceso a las versiones en turco de los medios de comunicación Voice of America (VOA) y Deutsche Welle (DW) en lo que la oposición y las organizaciones de libertad de prensa consideran un paso más en la voluntad censora del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, en especial de cara a las cruciales elecciones de 2023. La versión en turco de estos canales, junto a otros de otras emisoras internacionales, se había convertido en una fuente de información para muchos turcos y una vía para escapar del discurso progubernamental de la mayoría de medios de comunicación del país. Las encuestas muestran desde hace meses que el bloque de partidos opositores lograrían una mayoría parlamentaria frente a aquellos que apoyan a Erdogan y que, en la elección presidencial, un eventual candidato opositor obtendría más votos que el actual mandatario islamista.
El pasado febrero, VOA, DW y Euronews recibieron una notificación del Consejo Superior de la Radiotelevisión Pública de Turquía (RTÜK) que les daba un plazo de 72 horas para solicitar una licencia o enfrentarse a un bloqueo de sus páginas web, desde donde emiten. Este Consejo, controlado por una mayoría de delegados nombrados por el partido islamista de Erdogan y sus aliados de extrema derecha, recibió en 2019 la prerrogativa de controlar no solo las televisiones y radios del país, sino también los medios digitales que tienen programación en directo. Euronews, el canal con sede en Francia y propiedad de una sociedad de inversiones portuguesa, consiguió escapar a la regulación modificando su web y el formato de emisión en turco. VOA y DW declinaron seguir la regulación, y se abrió un proceso judicial que ha culminado esta semana con una decisión de un tribunal de primera instancia de lo penal de Ankara.
VOA solo ha visto su versión en turco bloqueada, ya que mantiene una dirección web separada de las ediciones en otras lenguas. No es así en el caso de DW, que ha visto cerrado el acceso a toda su plataforma.
“Hemos subrayado en extensos mensajes e incluso en una conversación privada con el presidente de la autoridad de control de los medios por qué DW no podía solicitar una licencia así. Por ejemplo, los medios bajo licencia en Turquía están obligados a eliminar contenido que RTÜK interpreta como inapropiado. Esto es algo inaceptable para un medio independiente”, explicó este viernes en un comunicado Peter Limbourg, director general del canal público alemán, que emite en numerosas lenguas en todo el mundo. De hecho, RTÜK mantiene un férreo control sobre las emisiones de los medios turcos y es habitual que suspenda la emisión de un determinado programa o imponga cuantiosas multas a aquellos que se salen de la línea fijada, lo que ha provocado que varios medios opositores se vean abocados a la quiebra. DW ha anunciado que recurrirá la decisión judicial para revertirla.
La cuenta en Twitter de Voice of America en turco ha publicado un vídeo sobre cómo utilizar aplicaciones para burlar la censura y acceder a su contenido, algo a lo que muchos usuarios turcos están acostumbrados. Ya en febrero, una portavoz de VOA, Bridget Serchak, dijo que “cualquier intento por parte de un gobierno de silenciar un servicio de noticias es una violación de la libertad de prensa”. Resta saber cuál será el efecto del bloqueo en las relaciones entre EE UU y Turquía, pues llega justo un día después de la reunión entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y Erdogan en la cumbre de la OTAN. VOA es parte de una agencia estatal independiente que está financiada por los presupuestos del Gobierno y sujetos a aprobación por parte del Congreso, el mismo Congreso que deberá dar luz verde a la venta de cazas F-16 a Turquía, según solicitó Erdogan a Biden durante su encuentro en Madrid.
En su propio comunicado, RTÜK ha negado que la decisión del bloqueo tenga que ver con la libertad de prensa y la ha atribuido a cuestiones técnicas. La Asociación de Periodistas Progresistas (ÇGD), en cambio, la ha tachado de “un claro indicador de la intolerancia del Gobierno hacia el periodismo objetivo”. De modo parecido se han expresado los representantes de la oposición en RTÜK.