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Topares, el pueblo que lucha contra las inmatriculaciones de la Iglesia: “¿No saben cuál es el séptimo mandamiento?”

Los vecinos reclaman recuperar el salón social y otros locales que usaban, entre ellos la peluquería

Han escrito al papa Francisco para intentar recuperar las propiedades inmatriculadas por la Iglesia Católica

Topares es uno de los pueblos más aislados de la provincia de Almería. En la localidad viven menos de 300 habitantes, su ayuntamiento está a 30 kilómetros y no hay otros lugares a su alrededor. “Nosotros decimos: No estamos lejos. Son ellos los que están lejos de Topares”, asegura Alfonso Serrano Marín, presidente de la Asociación Hermandad de las Ánimas del pueblo.

El Moralejo, en Murcia, es la pedanía más cercana a Topares en la que dan misa. Desde hace un tiempo, los vecinos católicos del pueblo se desplazan cada dos sábados unos 15 kilómetros en autobús para poder rezar y manifestar su lucha.

En Topares hay iglesia, pero ya no le pertenece al pueblo. El Obispado de Almería adquirió el templo por inmatriculación el 3 de abril del 2014. Inscribir en el registro un bien es hacer pública su propiedad y cuando se hace por primera vez, es una inmatriculación.

“En los años 50, consiguieron un local en el que reunirse: El Corralillo“

Cuando un particular acude al registro a inscribir un bien, tiene que aportar unos documentos que acrediten su propiedad, como por ejemplo una escritura. Para los poderes públicos el procedimiento es diferente, pues basta con la certificación del funcionario. Durante años, la Iglesia también tuvo esta potestad.

Inmatriculación de bienes no religiosos

En Topares, la capilla no es el único bien que pasó a manos de la Iglesia. Hace casi siglo y medio que los vecinos crearon la Hermandad de las Ánimas, como un grupo de apoyo mutuo. En los años 50, consiguieron un local en el que reunirse: El Corralillo. “El esfuerzo fue hacer un local como este, que no había ningún sitio donde juntarse en el pueblo y esto era un lugar de ocio para la gente, para hacer obras de teatro… Digamos que este lugar es el pulmón del pueblo”, describe Alfonso.

El local es nuestro. Lo hizo aquí la gente del pueblo. El que tenía dinero daba dinero y el que no, hacía trabajo”, denuncia una pedánea en el documental de En Portada ‘Benditos Papeles’.

Además del salón social hay otros dos locales que también fueron inmatriculados por la Iglesia. En uno hay una asesoría financiera, que ya tiene un contrato con el Obispado. En otro está la peluquería de Sonia. Abre los viernes y sábados para peinar a sus vecinas. Ella también recibió un burofax del Obispado en el que se le avisaba de que “tenía que entregar las llaves porque era de la Iglesia”, se lamenta.

El Obispado presentó una denuncia contra la Hermandad de las Ánimas por ocupación, pero finalmente decidió retirarla.

El cementerio del pueblo

Los pedáneos tampoco pueden rezar a sus muertos en paz, puesto que el Obispado de Almería puso a su nombre el cementerio del pueblo en el año 1976. “El cementerio lo construyó el pueblo a raíz de un solar que dio un vecino. Los pedáneos y la Hermandad de Las Ánimas han sido quién han cuidado el cementerio. Todos los nichos los ha construido el pueblo”, explica Serrano Marín.

“Nos hemos dado cuenta de que ellos se lo inmatricularon en el año 76. Pero oye; ¿Desde el año 76 dicen que es de ellos y aquí nadie ha dicho nada? Ahora resulta que el obispado y el párroco no nos lo dejan ni tocar”, denuncia el presidente de la Asociación Hermandad de las Ánimas del pueblo.

“Escribimos una carta al Papa para que interceda sobre el caso que tenemos aquí“

Una de las formas que han encontrado los vecinos para intentar recuperar sus propiedades ha sido ponerse en contacto con el Papa Francisco. “Escribimos una carta al Papa para que interceda sobre el caso que tenemos aquí, para ver si nos pudiese echar una mano para solucionar nuestro problema con el Obispado”, explica Alfonso. 

“¿Estos señores no sabrán que hay un séptimo mandamiento? ¿No sabrán lo que dice el décimo mandamiento? Esto es muy triste lo que está ocurriendo en el pueblo. Nos sentimos muy ofendidos. Yo desde aquí quiero decirle otra vez al Obispado que sepa que con Topares se confunden, que lo nuestro no se lo vamos a dar”, denuncia Serrano Marín.

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