Los partidos que negocian el pacto de Estado en materia educativa han llegado al primero de sus acuerdos: introducir los Derechos Humanos y los Valores Cívicos y Constitucionales dentro del currículo escolar.
En un momento en que el pacto se tambalea -el PNV amenaza con salirse, ERC está pero ha dicho que no va a votarlo, Podemos pone pegas a todo- y el futuro es claramente incierto, este primer consenso, tan simbólico como esencial para la educación, supone la mejor de las noticias.
El pasado miércoles por la noche, tras cuatro horas de sesión, la Subcomisión del Congreso cerró el guión definitivo con los 15 temas que marcarán la negociación de aquí al próximo mes de abril. Ha sido un duro tira y afloja, pero al final han salido unas cuantas cosas en claro.
La primera es que los Derechos Humanos y los Valores Cívicos y Constitucionales estarán en el currículo, lo que significa que serán evaluables. Así consta expresamente en el guión. Aún no han concretado los diputados si habrá una asignatura expresa, si se impartirá de forma transversal o se incluirá en una materia de Ética, indican fuentes de la Subcomisión.
Este cambio, en cualquier caso, supone reconocer por parte de todos el error de la Ley Wert, que no da a estos temas la relevancia que se merecen. Porque ya existe una asignatura de Valores, pero sólo pueden cursarla los alumnos que no hacen Religión.
También generará un nuevo debate, porque supone también recuperar la polémica Educación para la Ciudadanía, aunque se le cambie el nombre al contenido. Y habrá que ver cómo les sienta a los partidos nacionalistas que los alumnos aprendan temarios concretos sobre la Constitución Española.
El asunto, en cualquier caso, se debatirá en el punto 7, referido a la ordenación académica, el currículo y la metodologías. El problema es que el punto anterior, el 6, es el que más tensiones va a provocar porque se refiere a la enseñanza concertada, una cuestión en la que la postura del PP, por ejemplo, es irreconciliable con la de Unidos Podemos.
«La pública como pilar»
Los populares han aceptado que en el aséptico guión se contemple esta fórmula: «La enseñanza pública como pilar fundamental» que siempre enarbola la izquierda. En la versión inicial, la concertada aparecía en el punto 1 y redactada al estilo del PP: «La libertad de enseñanza».
Si los parlamentarios salen vivos de la guerra de la concertada, tendrán que superar otro obstáculo más: la Alta Inspección del Estado, que se debatirá en el punto 8, que habla del modelo territorial. El PNV ya ha advertido que si se contemplan los cambios sobre la Alta Inspección que han planteado el PP o Ciudadanos, lo rechazarán.
«Es una injerencia inaceptable. Si la Alta Inspección tiene esas atribuciones, no podremos entrar en el pacto», expresan con rotundidad en el PNV, en la línea ya expresada por ERC.
El guión, en general, es bastante coherente, empezando por un diagnóstico del sistema educativo español y terminando con la FP, lo que denota el poco interés que tiene todo el mundo en este asunto. La Religión ha ascendido un escalón y ya no es el último punto.
En lugares destacados están la financiación y las becas, la reducción del abandono educativo temprano y la regulación de la profesión docente. Son las prioridades absolutas, porque aquí radican los principales problemas del sistema educativo.
Si las cosas no se tuercen antes, se esperan grandes turbulencias a partir de la mitad del guión. Después se hablará de evaluación, de autonomía escolar y de metodologías, cuestiones esenciales que tienen pocos visos de ser abordadas por los escollos previos.
A instancias de la comunidad educativa, se ha incluido un punto que habla de la participación institucional y social de profesores, padres y alumnos.