“No se ha entendido la obra, se ha juzgado como algo sucio, pero mi intención no era ofender a nadie”, destacó Pérez, profesora de instituto además de artista. La exposición, de estética kitsch, está integrada por dos ambientes diferenciados, En uno, la polémica imagen hinchable de la Virgen María, y en el otro, varios maniquíes en posiciones lésbicas, con caras de placer. La intención de la creadora era ofrecer, a través de la libertad de interpretación del arte contemporáneo, una mirada crítica del posicionamiento de la Iglesia ante la homosexualidad. Por esta razón, en la sala donde estaba previsto ubicar los maniquíes en posiciones lésbicas se habría oído una voz gritando “Mira lo que ha hecho la guarra de tu hija”.
La Virgen María representa la institución eclesiástica, y el hecho de que sea un muñeco hinchable no tiene ninguna connotación sexual. “Es por una razón funcional, no podía estar tres años para hacer una imagen de madera”, aclaró la propia artista. La artista recibió ayer el apoyo público de uno de los miembros de la comisión asesora que selecciona las exposiciones del Ayuntamiento, el profesor de la URV José Carlos Suárez. Éste mostró su indignación y destacó que hace más de dos años que el Consistorio dio la autorización para exponer la muestra en la salas del antiguo Ayuntamiento. “Se tiene que acabar con la hipocresía y la doble moral”, destacó Suárez, quien apeló a la libertad de expresión y denunció además “una ingerencia política”.
El Ayuntamiento ya ha pagado incluso el presupuesto para producir la exposición, más de 2.000 euros, según aseguró Lídia Pérez. Pero la sala que tenía que albergarla pennanece vacía desde el pasado viernes. La decisión del gobierno municipal ha suscitado en Tarragona una áspera polémica, e incluso ICV y ERC han pedido públicamente la dimisión del concejal de Cultura, Albert Vallvé (UDC), al considerar que un censurador no puede dirigir el área de cultura.