El escritor Alejandro Palomas, que hace un año sacudió a la sociedad y provocó la reacción de Moncloa con el relato de los horrores de su infancia, afirma con decepción: “Estamos igual. No ha habido cambios”
Las víctimas atendidas en las diócesis, el despacho Cremades y el Defensor del Pueblo se cuentan sólo por cientos. Miguel Hurtado, activista contra la impunidad, ve una “chapuza” fruto de la descoordinación
Javier, víctima en un seminario de León, ve “buena intención” en la ‘comisión Gabilondo’. “El problema es hasta dónde vaya a poder llegar”, advierte sobre la resistencia a colaborar de la jerarquía católica
“Acabaremos yéndonos sin justicia todas las víctimas. Como Emiliano, que ya se ha ido”.
Habla Javier, una de las víctimas del sacerdote abusador José Manuel Ramos Gordón, que prefiere ocultar su apellido. Emiliano es, era, Emiliano Álvarez, víctima en el mismo seminario, La Bañeza (León), compañero de lucha de Javier, muerto en agosto a los 55 años tras una vida marcada por el trauma infantil. Javier está “muy dolido” por la muerte de Emiliano. También frustrado. “Las víctimas ya estamos cansadas. Si te fijas, estamos casi en silencio. Ya nadie se cree nada. Y ellos [los obispos] siguen igual. No tienen prisa. Al contrario. Se lavan las manos como Poncio Pilatos con mentiras y obstáculos”.