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El baile de la moma, en la plaza de la Reina, ante la Catedral. / IVÁN ARLANDIS

Solo los concejales del PP y Cs asisten a la misa en la catedral donde el cardenal Cañizares ha pedido un Corpus más religioso, la Cabalgata del Convite y procesión del Corpus en Valencia

Valencia vibra con la «festa grossa» del Corpus

Miles de personas aguantan un intenso calor para presenciar la primera Cabalgata del Convite en tres años

Qué bonita está Valencia cuando se aferra a la tradición, cuando el cielo azul cubre la Catedral y la Basílica y los turistas preguntan curiosos qué son los cabezudos que están junto a la puerta de los apóstoles o por qué hay misa en la Seu. Vaya usted a explicarle a un alemán que la Cabalgata del Convite era la forma que tenía la ciudad (porque en su momento la organizaban los jurats, no la Iglesia, algo que haría bien en recordar el Ayuntamiento, cuyo alcalde, Joan Ribó, tampoco ha acudido este domingo) de invitar a los valencianos y visitantes a la procesión vespertina, o que la moma representa la virtud y los momos, los siete pecados capitales. Hay ciertas cosas inefables, y las tradiciones, si no lo son, están muy cerca de serlo.

Miles de personas han acudido este domingo al centro de Valencia para disfrutar primero de la misa pontifical en la Catedral y después de la Cabalgata del Convite, uno de los actos centrales del Corpus Christi junto a la procesión general de esta tarde. Ahí han aguantado, estoicos, bajo un sol de justicia y un calor que superaba los 40 grados de sensación térmica, para ver los distintos participantes de la cabalgata. En algunos momentos, la música, los vestidos y los bailes transportaba directamente al Segle d’Or. Casi parecía que la ciudad hubiera viajado al siglo XVI, hasta que algún móvil aparecía entre la multitud y el hechizo se desvanecía.

El Capellà de les Roques, la figura que da el pregón que abre el recorrido, invitaba a los visitantes a disfrutar de la ‘Festa Grossa’ tres años después. «Salid, contemplad y participad en la procesión vespertina. No os la perdáis. Veréis la riqueza de una procesión como no hay otra en el mundo», decía. La moma es la figura más conocida y sus distintos bailes, que sirven como alegoría de la virtud venciendo los pecados capitales, eran recibidos con aplausos, así como los protagonizados por niños.

El momento más esperado era la llegada de la degollà a la calle Cabillers, donde estas figuras, que representan al ejército de Herodes buscando a bebés para matarlos como cuenta la Biblia que hizo el gobernador romano de Judea cuando se enteró del nacimiento de Jesús de Nazaret, son bañadas por los pozales de agua colgados en las alturas, lo que se conoce como la poalà. Este año, como novedad, participó en este grupo el concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana, que salva la honra de Compromís acudiendo a todos los actos religiosos e implicándose en ellos. Aunque se podría debatir si la Cabalgata del Convite es un acto religioso.

Cañizares pide un Corpus «más religioso»

Lo que no se puede dudar que sea religioso es la misa pontifical en la Catedral. Una Catedral, por cierto, abarrotada, con decenas de turistas curiosos que aprovechaban para pasear entre las bóvedas de crucería sin entender, como nos pasa a todos cuando estamos de vacaciones, qué pasaba a su alrededor. El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha oficiado una misa en la que ha pedido «un Corpus Christi más religioso, más cerca del milagro de la Eucaristía».

«La única revolución realmente capaz de liberar y renovar el mundo es la Eucaristía, el acto supremo de amor y liberación definitiva del mal», ha indicado Cañizares en su homilía, en la que ha pedido que la fiesta del Corpus Christi «no pierda ese sentimiento religioso»: «La Iglesia busca cada año que la fiesta sea más grande, más esplendorosa, más religiosa».

«Necesitamos una Iglesia más intensamente eucarística. Queremos una Iglesia que hable, que muestre el amor de Dios por los más necesitados. La verdad está en ese cuerpo de Cristo. Sin ella, el hombre perece», ha comentado el cardenal. Al término de la misa, se han entregado panes bendecidos en la puerta de los hierros, siguiendo una antiquísima tradición: se hacía hace varios siglos a la salida de la misa, donde los fieles también recibían la bendición eucarística.

Al acto han acudido la práctica totalidad de los grupos municipales de PP y Ciudadanos del Ayuntamiento de Valencia (han faltado tres de Ciudadanos), encabezados por María José Catalá y Fernando Giner. Como Galiana en la procesión, el «gol del honor» del equipo de Gobierno lo ha marcado Pilar Bernabé, portavoz adjunta del grupo municipal socialista, sonriente en primera fila.

Cambiarse de ropa en un garaje

Los participantes en la Cabalgata del Convite han tenido que cambiarse de ropa en el garaje del Mercado Central, en el sótano del edificio. Casi 300 personas han acudido a la parte inferior de la joya modernista y, entre sus imponentes columnas, se han cambiado de ropa para los actos de la mañana. A las 10 horas ya había gente preparándose para la Cabalgata del Convite y la actividad ha sido febril a lo largo de toda la mañana.

Hasta 2019 los vestidos que durante todo el año se custodian en la Casa de las Rocas, que es también la sede del Museo del Corpus, se trasladaban a la facultad de Teología de la calle Trinitarios, puesto que este era el punto de encuentro de los integrantes de Amics del Corpus a la hora de vestirse con los distintos personajes, pero en esta ocasión no se podían depositar en esta sede porque está en plenas obras de refiorma y, de hecho, los alumnos han seguido cursando sus estudios en el centro de San Francisco de Borja (antigua Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Valencia).

Los sótanos del Mercado Central no están cerca del recorrido de la procesión y no era el punto preferido por los miembros de Amics del Corpus, pero las opciones que se barajaron, incluida la instalación de una carpa en la calle Blanquerías, fueron desechadas. La intención de la entidad que preside Francisco Esteve es que puedan volver a su ubicación actual el año que viene.

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