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Sobre actos e instituciones · por Luis Fernández

El Día de Asturias y las palabras de Adrián Barbón, Delia Losa y Sanz Montes

Informa la prensa que el presidente del Principado, Adrián Barbón, ha dicho «que un creyente haga un mitin en un lugar sagrado me resulta ofensivo», reforzando su afirmación con la consideración de que «hay espacios que no se deben ofender con la política». Señor Barbón, ¿por qué la política ofende? ¿Cómo que un «lugar sagrado»? ¿Sagrado para quién? ¿Para toda la ciudadanía? La definición de sagrado es relativa a cada creencia, no es un término absoluto, algo sólo es sagrado para los que creen que lo es, para sus creyentes. No entenderlo así es unirse a los dogmáticos que se consideran poseedores de la «verdad absoluta».

Más extensa, según esa prensa, fue la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, acusando, a Sanz Montes, de utilizar «un día importantísimo para Asturias y todos los asturianos, Día de Asturias y Día de la Santina» para expresar sus opiniones políticas. Tras lo que concluye: «está usando un acto institucional en el que están presentes representantes institucionales y del pueblo asturiano que no tienen por qué escuchar eso».

No, Delia, no. Sus creencias religiosas no le pueden llevar a confundir Asturias con «la Santina». Como bien dice Sanz Montes, el día de la Santina en Covadonga es una fiesta religiosa. Es una fiesta para los que creen en ella como gestora de victorias milagrosas. Es una fiesta de y para los católicos que tienen todo el derecho a que su pastor les adoctrine como ellos acepten. El Estado, al que usted representa en Asturias, no puede decirle a cada confesión religiosa (como usted reconoce) lo que sus pastores tienen que decirles a sus fieles. Que tanto usted como el señor Barbón, en cuanto que creyentes católicos, corrijan a su pastor por sus ideas políticas y le señalen lo inaceptable que les resulta verlo predicar contra las leyes aprobadas por el Parlamento, representante de toda la ciudadanía, es una cuestión interna a los miembros de una determinada comunidad religiosa. (Otra cosa muy diferente es que cualquier persona tenga derecho de crítica sobre las opiniones del ciudadano Sanz Montes). Lo que es inaceptable es que ustedes, con su presencia, den carácter institucional a esas opiniones. Resulta inadmisible pretender fundir esa fiesta religiosa con «un acto institucional en el que están presentes representantes institucionales y del pueblo asturiano».

Como representantes del Estado en Asturias tienen el mandato constitucional de ser independientes de todas las confesiones religiosas, garantizando a la ciudadanía que se legisla y se controla el cumplimiento de esas leyes desde fuera de las presiones de cada una de ellas. Y para que esto quede claro el tribunal Constitucional ha sentenciado que «el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso». Es decir, que de acuerdo con la Constitución que dicen respetar (y los acuerdos del partido que dicen representar) no pueden pretender protagonizar, como autoridades autonómicas, una fiesta de un determinado signo religioso.

Concluyendo: es imprescindible que ustedes, como representantes del poder, sepan separar una celebración ciudadana de toda la sociedad asturiana de una fiesta religiosa de una determinada comunidad. Y va siendo urgente.

Por cierto, si les cuesta diferenciar su papel institucional de su devoción personal, desde el poder que ostentan, separen su fiesta religiosa de la necesaria celebración de un Día para toda la ciudadanía asturiana. Es así de sencillo.

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