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Sin misas en Topares: el conflicto que enfrenta al Obispado de Almería con una pequeña pedanía

El pueblo y la Iglesia mantienen un enfrentamiento abierto sobre la titularidad del salón parroquial. El conflicto estalló el pasado verano, cuando los vecinos se enteraron de la inmatriculación del local

La Hermandad de Ánimas de Topares y el Obispado de Almería mantienen una guerra abierta por la titularidad de los locales que rodean la Igelsia de la pedanía de Vélez Blanco, un rincón del interior de la provincia en el que apenas viven 250 personas. El conflicto ha levantado al pueblo que reclama la propiedad del salón parroquial, ahora transformado en bar bajo el nombre de El Corralillo, la casa parroquial, utilizada como tanatorio, y el antiguo teleclub, conformado por una oficina de Unicaja y una peluquería. Nadie está dispuesto a dar su brazo a torcer ante lo que unos consideran un claro caso de inmatriculaciones por parte de la Iglesia, mientras esta defiende la legitima titularidad de los espacios. El caso, de momento, no avanza y muchos feligreses han optado por ir a misa a otros lugares.

Para entender el conflicto hay que viajar hasta 1958. Entonces, según cuenta Alfonso Serrano, presidente de la Hermandad, el pueblo decidió construir un salón parroquial en la parcela que antes había albergado el cementerio. “Fue una construcción en la que todo el mundo colaboró, cada uno con lo que pudo, con materiales o mano de obra” y cinco años más tarde, en 1963, se decidió darle vida a aquel espacio convirtiendólo en la sede del teleclub. No obstante, cuando las televisiones llegaron a todos los hogares, el local mutó, y tras diferentes usos, acabó convirtiéndose en una pequeña peluquería y bar.

El conflicto estalló cuando el encargado del bar decidió dejarlo y la Hermandad intentó buscar un nuevo arrendatario. Entonces, el Obispado de Almería remitió un burofax en agosto del año pasado a la encargada de la peluquería y del bar para informarles del “deseo” de la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves de “regularizar las distintas ocupaciones de los inmuebles de su propiedad”, instándoles a la entrega de las llaves. Tenían que dejar los locales libres en el plazo de un mes.

Cronología del enfrentamiento

Vino el cura diciendo que había cambiado la cerradura y que todo esto era del obispado”, explica Serrano. Al mismo tiempo, Pedro Pérez-Hita López, alcalde pedáneo de Topares, se dirigió al Registro de la Propiedad y allí, según detalla, constató que el Obispado había inmatriculado el salón en 2014. Ya no había vuelta atrás. A partir de entonces los encontronazos, roces y reproches entre unos y otros comenzaron a sucederse. En el mes de octubre, la Hermandad se propuso contratar un servicio de limpieza para adecentar el cementerio para la celebración del día de Todos los Santos. Serrano quiso disponer del dinero de la cuenta mancomunada que tenía abierta con el párroco, pero este se negó a darle autorización. La factura era de 500 euros y al final la abonaron los vecinos.

Un mes más tarde, en noviembre, el párroco cambió la cerradura de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, impidiendo el acceso fuera del horario de misas. Los vecinos no dudaron en echarse a la calle, ya que hasta entonces las llaves siempre las habían tenido el Ayuntamiento y la Hermandad. Pero todo se agravó más cuando en Año Nuevo los vecinos de Topares se congregaron a las puertas del templo para asistir a misa. El párroco nunca llegó, pero quien sí se personó fue la Guardia Civil exigiendo explicaciones. “Fue el párroco quien llamó a los agentes porque decía tener miedo de toda la gente que le esperaba en la puerta”, asegura Serrano. Al parecer el vicario general, Ignacio López Román, aconsejó al sacerdote no oficiar el servicio. Un día más tarde, el pueblo recuperó su misa. El párroco accedió a acudir al templo acompañado del vicario.

Tras este episodio, ya a finales de enero, se celebró una reunión en el Obispado de Almería. Acudieron la Hermandad y su abogado además del alcalde. La Diócesis accedió a otorgar una concesión para el uso de los locales por un periodo de ocho años pero a cambio la Hermandad debía constituirse como canónica. Una votación entre los vecinos del pueblo se saldó con el rechazo a la propuesta y desde entonces el conflicto permanece estancado. De hecho, esta Semana Santa, los vecinos se han quedado sin procesiones.

Carta al Vaticano

“Querido Santo Padre, somos cristianos y queremos a la Iglesia de la que nos sentimos miembros. Somos conscientes de la pesada carga que recae sobre sus hombros y no es nuestra intención molestarle, pero sabemos que usted es un hombre bueno y justo, y que siempre tiene presente a los más pequeños y necesitados de la Tierra. Por eso le rogamos que tenga a bien escucharnos y nos responda a la súplica que le imploramos: Solicitamos ser recibidos por su Santidad o en caso contrario, que interceda para que se respete a esta pequeña comunidad cristiana y nuestras costumbres y tradiciones”, reza la misiva que los vecinos han enviado al Papa Francisco. Le piden que tome cartas en el asunto. Aunque legalmente las propiedades figuren a nombre de la Iglesia, consideran que son suyas, ya que fueron los vecinos los que las construyeron con sus recursos y los que las han gestionado desde hace más de 60 años sin que además la institución haya intercedido en ninguna de las obras, remodelaciones, contratos de alquiler o en las actividades programadas.No han obtenido respuesta. “Ni el Obispado de Almería se ha vuelto a pronunciar sobre el tema que hace unos meses denunció ante los tribunales [retiró la denuncia un día antes de la fecha de celebración del juicio], alegando que la propiedad del salón social era suya, ni tampoco ha contestado el Vaticano a la carta que le enviamos al Papa Francisco explicándole la situación, ni siquiera el Nuncio, a quien también remitimos un escrito para ponerlo al tanto de lo que estaba ocurriendo en Topares”, lamenta Serrano. Mientras, los vecinos no dudan en ir a la vecina Murcia a escuchar misa.

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