La propaganda del victimismo sirvió para presentar las leyes secularizadoras como ataques contra la religión y no contra el poder político de las instituciones eclesiásticas en España.
La derecha española durante la República manipuló a las cofradías para impedir que la Semana Santa se celebrase y así culpabilizar a las autoridades republicanas y montar una estrategia de propaganda victimista. Esta propaganda fue especialmente intensa en Andalucía y Castilla y León. Fue un elemento propagandístico importante para conseguir la victoria en las elecciones de 1933. En este objetivo no sólo intervinieron las cofradías dirigidas por consiliarios de la iglesia en Castilla y León, y Andalucía, sino también los sacerdotes en sus homilías dominicales, el amplio tejido de asociaciones religiosas seglares, la Asociación Nacional de Propagandistas Católicos, las Asociaciones de Padres Católicos,la prensa controlada por la Iglesia, y los propios prelados católicos.