El Ayuntamiento de Salamanca ha ejecutado en los últimos días el decreto de aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, retirando del callejero el nombre del controvertido «obispo de la Cruzada», Enrique Pla y Deniel.
Su retrato más famoso es quizás el que le sacaron al lado de Unamuno el día de la celebración de la raza el 12 de octubre de 1936.
Antes el prelado había cedido a Franco su palacio como cuartel general y fue el autor de la encíclica que denominó cruzada el golpe de Estado.
La retirada de su nombre del callejero es un paso más en la aplicación de una ley que tiene muchos puntos de controversia en Salamanca y que llevó a Izquierda Unida a plantear en 2014 un proceso judicial.
Pero hay otras polémicas. Una de ellas es la pervivencia de las lápidas de homenaje en algunas iglesias a los caídos en el bando nacional.
Este lunes, precisamente, la de la iglesia de San Juan de Sahagún amanecía con una mancha de pintura naranja arrojada sobre la placa que contiene varios nombres grabados bajo la leyenda que reclama «gloria» sobre los caídos.
Acerca del conflicto de este medallón, la ciudad está pendiente del informe que debe emitir en breve sobre su retirada la Comisión de Patrimonio.