Bajo el seudónimo del Lobo Siberiano, el sacerdote de Xalapa, Veracruz, Rafael Muñiz López, era uno de los mayores proveedores de pornografía explícita entre adultos con niños e incluso bebés.
Él y tres sujetos más fueron consignados ayer al Reclusorio Norte (Reno), por delincuencia organizada y pornografía infantil; durante las investigaciones se descubrió que además mantenía varias relaciones “superfluas” con feligresas; varias de ellas posiblemente menores de edad, de acuerdo con datos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
El sacerdote negó pertenecer o participar en una red internacional de contenido pedófilo. En sus declaraciones ante el Ministerio Público aceptó, sin embargo, que no mantenía un comportamiento acorde a los de un cura:
—Cuáles son los votos que ha traicionado —le preguntó el Ministerio Público.
—Estrictamente no ha sido ninguno. Si hablamos de castidad, entonces sí la he traicionado porque soy un ser humano, y la carne es débil. Es el precio a pagar por ser uno guapo —respondió el religioso.
Durante la investigación, la Policía Cibernética descubrió un perfil coincidente entre el párroco de la iglesia San Pedro Apóstol, y un sujeto que enviaba pornografía que firmaba como el Lobo Siberiano.
Ambas personas presentaron un perfil con transtornos sexuales, narcisistas, manipuladores, con necesidad de reafirmar su sexualidad y que gustan de devaluar a simples objetos sexuales a las mujeres y menores de edad, entre muchas otras características similares.
De la parroquia de Rafael Muñiz, y de la misma Universidad de Xalapa, en donde estudiaba Historia, coincidentemente el llamado Lobo Siberiano envió imágenes de sexo explícito y mensajes que luego intentó borrar.
Fue a través de una orden judicial como se pudo ingresar a las computadoras que usó, así como a las pláticas virtuales (chats) que sostuvo el sacerdote.
De igual manera sus presuntos cómplices Luis Alejandro Vergara y Torres, Miguel Ángel Rodríguez Acosta, Luis Abraham Portilla Ramírez, Miguel Ángel Sánchez García y Edmundo Jesús Martínez Niño fueron consignados, pues todos ellos estaban confesos sobre su participación en una página virtual que crearon, y cuyas iniciales en inglés significan “escenas de sexo fuerte con preadolescentes”.
Resalta que Miguel Ángel Rodíguez Acosta, de 24 años, declaró iniciarse en la pornografía desde los nueve años, al ver las películas que rentaba su propio padre; además de que dijo haber violado a un sobrino y a varios vecinitos. Todos estaban arraiga dos desde el 4 de marzo; sólo el hermano del cura, Francisco Javier, quien se declaró consumidor de pornografía, pero para adultos, fue puesto en libertad.