No voy a calificar o evaluar ninguna sábana, pues me bastan las mías, de las que estoy satisfecho. Ya se encargan otros de estudiar y difundir la cuestión de a “sábana santa”, e incluso hay un Centro Español de Sindonología (síndone=sábana), aunque debo señalar que adosar un carácter científico (logía) al tema de la sábana santa de Turín no deja de ser un oxímoron o una contradicción in terminis (así como no es posible un instante eterno, una luz oscura o un hierro de madera, de igual forma no puede haber ciencia de lo que solo es objeto de creencia –como dios o una sábana).
De hecho, en esa misma inauguración, el alcalde Belloch y el arzobispo Ureña estaban igual y devotamente unidos, como puede verse en la foto.
Días después, el 20 de enero, día de san Valero, patrón de Zaragoza (¿hasta cuándo patronos confesionales en un Estado aconfesional?) el Ayuntamiento de Zaragoza organizó otro acto alucinante. Dedicó al Cuerpo Municipal de Voluntariado por Zaragoza cuna actuación teatralizada en la plaza del Pilar. Allí, un actor vestido de obispo Valero redivivo dirigió unas palabras a los Voluntarios por Zaragoza, agradeciéndoles la labor que realizan. Belloch está convirtiendo cada vez más a la ciudad de Zaragoza en una inmensa sacristía con calles dedicadas al fundador del Opus Dei, misas y procesiones a las que asiste el Ayuntamiento en calidad de sus cargos institucionales, obispos resucitados, cruces en la sala de Plenos y sábanas expuestas a las miradas de la ciudadanía con el dinero de esa misma ciudadanía. ¿O no?
De momento, pues, una pregunta que alguien deberá responder: ¿aparte de las devociones de las personas devotas, la exposición de la sábana santa en sucesivas ciudades españolas es un negocio con pingües beneficios? ¿Alguna institución pública aragonesa costea en parte o en su totalidad la exposición sobre la sábana santa sita en el palacio arzobispal de Zaragoza?
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