Tras el repliegue de las tropas rusas de una amplia franja del territorio ucraniano
En la víspera de que los episcopados de toda Europa se unan en oración y adoración eucarística por la paz en Ucrania, el patriarca de la Iglesia ortodoxa de Rusia pide, a su vez, rezar por Vladimir Putin cuando se confirma la retirada de las tropas de Rusia de una extensa franja de unos 500 km del territorio ocupado desde la invasión el pasado 24 de febrero
Según Kirill, ahora hay que «rezar especialmente por nuestra patria, por nuestro presidente» y para que el ejército se mantenga lo suficientemente fuerte como para «preservar su verdadera independencia de las fuerzas más poderosas que hoy dominan la mayoría de los países del mundo»
En la víspera de que los episcopados de toda Europa se unan en oración y adoración eucarística por la paz en Ucrania, el patriarca de la Iglesia ortodoxa de Rusia pide, a su vez, rezar por Vladimir Putin cuando se confirma la retirada de las tropas de Rusia de una extensa franja de unos 500 km del territorio ocupado desde la invasión el pasado 24 de febrero.
De “momento muy difícil” ha calificado Kirill la actual situación, que ha venido acompañada también de las primeras voces discordantes en la política rusa, con decenas de concejales que han pedido que el parlamento desautorice al presidente de Rusia por su política contra Ucrania.
Por eso, señaló Kirill el lunes, ahora hay que «rezar especialmente por nuestra patria, por nuestro presidente» y para que el ejército se mantenga lo suficientemente fuerte como para «preservar su verdadera independencia de las fuerzas más poderosas que hoy dominan la mayoría de los países del mundo», informa el portal Katholisch.
«Un Putin más sabio»
Kirill, que ha brindado el apoyo ‘espiritual’ a la invasión rusa de Ucrania, insta a rezar para que Dios haga a Putin «más sabio, lo fortalezca, lo guíe y lo aleje de los pecados y los errores, y al mismo tiempo lo inspire para que actúe de manera que proteja a nuestra patria de todas las amenazas externas, quizás incluso de las más peligrosas y terribles».
El patriarca alabó el hecho de que Rusia no dependa de ninguna potencia extranjera, «un gran privilegio -señaló-, pero también una gran cruz, porque siempre hay quien quiere llevar a un país rico y fuerte como Rusia a su esfera de influencia».
«Sabemos que el mundo está inquieto, pero Rusia continúa su existencia histórica verdaderamente soberana, y cuando miramos nuestra historia, nos damos cuenta de que esta soberanía fue determinada en gran parte por la fuerza del espíritu del pueblo ruso, por la fuerza de la influencia espiritual de la Iglesia en nuestra patria», concluyó Kirill.
