"Es un hombre cuya reacción instintiva cuando pillan a uno de sus curas con los pantalones en los tobillos es encubrir el escándalo y maldecir a las víctimas con el silencio", ha dicho Dawkins. Hitchens, por su parte, ha indicado que Benedicto XVI "no está por encima o fuera de la Ley. La ocultación institucionalizada de la violación de menores es un delito conforme a la Ley y demanda no ceremonias privadas de arrepentimiento o pagos por parte de la iglesia, sino justicia y castigo". Uno de los abogados de Dawkins y Hitchens ha indicado que es posible que el Papa acabe ante la Justicia y ha dicho que, desde su pùnto de vista, "el Vaticano no es un Estado según la ley internacional. No ha sido reconocido por la ONU, no tiene fronteras controladas por la Policía y sus relaciones diplomáticas no lo son en sentido estricto".
El tiempo dirá si el caso sale adelante. Personalmente, creo que, si otra institución o entidad se hubiera visto envuelta en tantos casos de abusos de menores como la Iglesia católica, no se le habría dejado lavar sus trapos sucios de puertas adentro y la Justicia internacional habría actuado hace mucho tiempo. Porque, como dice Hitchens, no basta con que la Iglesia pida perdón públicamente por los delitos cometidos por algunos de sus miembros, éstos tienen que enfrentarse a la Justicia ordinaria, al igual que quienes les han encubierto. Si la causa contra el Papa no prospera ante la Justicia británica, Dawkins y Hitchens no descartan llevarla hasta el Tribunal Penal Internacional.