El oficialismo y la oposición están instrumentalizando a la religión en la campaña electoral. El Gobierno lo hizo durante estos 13 años con las ceremonias “interreligiosas”. La oposición también. Primero fue la “Media luna” en la década pasada, y ahora Unidad Cívica Solidaridad (UCS) con un pastor evangélico como candidato a Vicepresidente.
Este uso de la religión con fines electorales se intensificó en el inicio de la campaña electoral. Una ceremonia interreligiosa marcó el punto de partida de la campaña del MAS. “Q’oas” andinas, rezos católicos y oraciones evangélicas legitimaron a los candidatos oficialistas como “enviados de Dios”. Un convenio entre el Gobierno y la Iglesia metodista, cuidadosamente publicitado, fue el escenario para la entrega de un “bastón de mando” al Presidente. El cardenal Toribio Ticona hizo un vehemente llamado para apoyar electoralmente a Evo Morales, en una concentración campesina.
Todo esto, después de que hace más de un mes se promulgara la ley de “Libertad Religiosa”, en la cual, se supone, se profundiza el Estado laico consagrado en la Constitución Política del Estado. Nada de eso es real. Como en el resto de América Latina, los actores políticos buscan instrumentalizar la religión para obtener apoyo electoral entre los militantes religiosos. Si bien la Iglesia católica pierde fieles, otras expresiones religiosas como las iglesias evangélicas pentecostales incrementan constantemente su influencia social y política.
¿A dónde conduce la instrumentalización de la religión? Pues a la pérdida de la cualidad democrática de un Estado. La discusión razonada en un contexto deliberativo ya no es más la base para la competencia electoral. Ahora se buscan las alianzas con determinadas autoridades religiosas, que negocian el voto de sus feligreses, como los sindicatos negocian el apoyo de sus afiliados. Los actores políticos ya no son portavoces de demandas sociales, sino “elegidos por la divinidad”. Y, frente a esta divinidad, no hay discusión que valga. Solo queda el ciego sometimiento. Así, la instrumentalización de la religión es la antesala del autoritarismo populista.
¿Qué puede importar la ley y la Constitución, si es que “el pueblo” y la “divinidad” han designado a quienes gobernarán Bolivia los próximos 500 años?
Julio Córdova Villazón. Sociólogo
Una ceremonia interreligiosa a cargo de amautas y sacerdotes de varias religiones marcó el sábado el inicio del acto central del inicio de la campaña electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS), en el aeropuerto de Chimoré, trópico de Cochabamba, donde se concentraron al menos 500.000 personas rumbo a los comicios del 20 de octubre de este año.
Los amautas del occidente del país ofrecieron una “k’oa”, también denominada mesa, que contiene hojas de coca, alimentos dulces y otros productos que son quemados en un altar para darlos como ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) y a todas las deidades andinas, para pedir su protección y bendición para los candidatos, con el objetivo de que salgan triunfadores en la contienda política, prevista para octubre.
Minutos después de iniciada la ceremonia andina, el pastor de la iglesia Asambleas de Dios, Fabricio Roca, elevó una oración.
“Está nuestro hermano presidente Evo (Morales) y nuestro hermano vicepresidente Álvaro (García Linera), te pido que desde el cielo les des sabiduría, para que Señor desde el cielo tú bendigas a ellos, para que puedan gobernar con sabiduría de Dios”, indicó.
Por su parte, un sacerdote de la iglesia católica pidió la bendición divina, para que los gobernantes continúen su labor con sabiduría.
Las palabras y oraciones de los religiosos fueron seguidas atentamente por las miles de personas que se concentraron en ese punto, quienes llegaron desde tempranas horas para ser parte de lo que denominaron un “día histórico” que trascenderá las fronteras.
Fuente: La Época