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Religión, laicismo y gobierno acomodaticio · por Antonio Martínez Lara

Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

Desde hace unos años las inmatriculaciones, recientemente los trajines religiosos del PP, en una ocasión buscando la foto con el papa Francisco y al día siguiente el amparo de una sacerdotisa evangélica y milagrera, paran de aparecer noticias al respecto. Ahora, cuando aun no se han apagado los por las supuestas ofensas a la virgen del Rocío repelidas por don Juanma, es el ministro Bolaños el que nos habla de “laicismo inclusivo”. Pero así nos va: entre las teles que ocultan que el personal se viene apartando a buen ritmo de las estructuras religiosas, si no es para cierto jolgorio o en loor del gentío. Estos eventos sí que se nos señalan, así como las denuncias de los abogados cristianos en defensa de sus indebidos privilegios legales. De la secularización creciente que esta sociedad viene mostrando, pese a todo, en el descenso de las clases de religión solicitadas, ni pío. Y es que “quien tuvo retuvo y guardó para la vejez”. Y es que a la I. Católica se le defiende siempre que se gobierne.

Decía arriba que no faltan noticias que pongan de manifiesto la patente de corso que mantiene el catolicismo en la España constitucional, aunque en estos días se haga acompañar por otras confesiones menores. Lo del “café para todos” es una estrategia cada día más frecuente, pese a que se mantenga alguna guerra religiosa como la islámica, o los roces con cristianos ortodoxos en Crimea. Y es que las estructuras también religiosas, casi como las personas, tienen instinto de conservación. Por ello, ante la creciente secularización citada y el esperable laicismo que la siga, surge la concertación inter religiosa. Por supuesto que nada debo reprochar a que la gente ejercite el Derecho Humano de reunión. Lo que sí es más preocupante es que aparezca en determinadas circunstancias y con una cobertura teórica que trata de agredir a claros conceptos previos que habrá que deslindar en muchas ocasiones.

Citaba arriba al ministro Bolaños por ser el encargado de muñir acuerdos desde el Gobierno tratando de acomodar las decisiones del mismo con frecuentes contradicciones, en especial con las promesas electorales. A aquello de los Acuerdos con la Santa Sede, lo de la muy mejorable salida de las inmatriculaciones han seguido cosméticas medidas, como la eliminación de mínimos privilegios o la equiparación de otros con otras confesiones de arraigo menor. Aunque uno personalmente pueda entender el marrón que ha de aceptar el “fontanero de turno”, ese uno como ciudadano, o político que tanto me da, no deja de hastiarse de tanta acomodación que llevan al descreimiento. Y es que “un grano no hace granero pero ayuda al compañero”, pero convendría aclarar de qué granero hablamos aquí, porque si es el del descreimiento, mal lo llevamos. No debieran pasar desapercibidos para el citado ministro, también encargado de negociar la dirección de RTVE tan alejada de la negociada por Zapatero, los estigmas acumulados en su carrera negociadora.

Al margen de la suerte que pueda tocar al ministro de turno, para mí es importante que este gobierno, pese a la difícil tarea que le ha caído en suerte, con una oposición de todo tipo con tantísimo déficit democrático, quede atrapado y cómodo en la misma maraña. Se ha seguido en este tiempo el mismo estilo de “romería” a Roma sin haber tomado nota de los cambios sociales y personales que se han dado aquí y allá en el asunto religioso. A Roma, el gobierno actual ha acudido, al menos en parte también por la fotografía. En cierto modo como la oposición que chalanea apoyos religiosos para desprestigio de todos. Apenas ha tenido conciencia, o al menos no lo ha dado a entender, que aquí hay un sector importante, creyente o no, para quien el laicismo, tal como suena y sin aditivos, es necesario. No tengo claro si es por falta de cultura o por simple rutina acomodaticia, que se acuda a sacar del apolillado armario vaticano de Benedicto XVI lo de “laicismo inclusivo”. No. No es solución incluir favoreciendo privilegios a varias religiones, en lugar de la única con su historia.

Y es que es una lástima que un Gobierno, sustentado por un PSOE con tradición laicista, dude del propio concepto hasta tomar como propia esa tramposa adjetivación del laicismo. La laicidad es, sin más, la separación del gobierno del pueblo “laos” de lo religioso. Los intentos de esa adjetivación propuesta para Europa fue desechada con rotundidad: Europa ya tenía en su historia demasiadas rémoras de guerras y conflicto religiosos. Es más, por si no sirviera la historia o el pasado, bien que debiera servir el presente en España y en el mundo. Aquí está clara la cambiante fe dirigentes de PP y VOX en pos del poder. Ejemplos de ese descrédito religioso para el uso partidista ya nos lo han mostrado en el Brasil de Bolsonaro, en El Salvador de Bukele, y en los EEUU de donde llegaron tales sugerencias.

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