El presidente de Asturias Laica dice en este artículo que el fin de los privilegios de la Iglesia nunca se conseguirá en los tribunales porque es “una batalla política”
El día 20 de Octubre, el Tribunal Superior de Justicia Asturias hacía públicas las sentencias sobre el recorte de horas de religión en la enseñanza primaria y bachillerato recurridas por el arzobispado y el sindicato Anpe. Qué casualidad que fuera en las mismas fechas en las que el PSOE hacía público su borrador de programa electoral en el que entre otras cosas incluía sacar la religión del horario escolar.
Con respecto a la sentencias, nada nuevo. Se cumple una vez más lo que desde Asturias Laica siempre ha dicho: En el terreno jurídico, la iglesia siempre gana. Y es así porque las leyes se hicieron para eso, para defender sus privilegios y para que no quepan dudas, la mayoría del poder judicial que le corresponde interpretarlas ya sabemos de que pie cojea.
Las sentencias son técnicamente inaplicables en el ya comenzado curso 2015-2016. No se va a parar la enseñanza para rediseñar nuevos horarios en los centros y abrir nuevos procesos de adjudicaciones. Por otra parte, el anunciado recurso de la consejería ante el Supremo supone un aplazamiento. Tiempo en el que se cruzarán unas elecciones generales de resultados inciertos.
Con respecto a los privilegios de la iglesia, su eliminación nunca se conseguirá en el terreno judicial. Es una batalla política y para eso es necesario que se den una serie de condiciones. Primero intención de dar esa batalla y segundo contar con suficientes fuerzas para ello. El PSOE dice ahora que sí, que tiene intención de cambiar las leyes en el Parlamento, cosa que sin duda saludamos, sobre todo porque se abre el debate, llega incluso a poner en cuestión los acuerdos con el Vaticano. Permítasenos, sin embargo, mantener muy serias reservas al respecto.
Las batallas políticas se dan entre poderes y no cabe duda que la iglesia en España es uno de ellos. El poder no está solo en el parlamento y el gobierno. La iglesia no está en ninguno de los dos y fue capaz de doblegar al PSOE cuando la eliminación de algunos de sus privilegios figuraba en los programas de sus anteriores gobiernos con mayoría parlamentaria.
Cuando hay enfrentamiento entre poderes del mismo sistema, miden sus fuerzas, crean tensiones, tratan de poner a otros poderes de su parte y al final negocian.
¿Con qué fuerzas cuenta el PSOE para sacar adelante los aspectos laicistas de su programa? El resultado electoral es una incógnita. Pero aunque lograse formar gobierno, tendría que hacerlo en coalición y puede que en algunos de esos aspectos laicos lograra el apoyo de los socios de gobierno o apoyos parlamentarios. Puede. Quizá lograse el apoyo de los sindicatos mayoritarios CCOO, UGT y en la enseñanza Stes. Quizá. Siempre y cuando no se cuestionasen puestos de trabajo. Un apoyo pasivo de una gran parte de la sociedad española que está por la laicidad siempre que sean otros los que se la traigan y se consiga sin problemas. Y por último el apoyo del laicismo organizado. Y estas dos últimas cuestiones son el gran problema. La sociedad española en general se ha secularizado pero no asume que la conquista del laicismo requiere un compromiso de esfuerzo y trabajo para conquistar un Estado que trate a todos los ciudadanos por igual y sin privilegios, que no otra cosa es el Estado Laico. Resultando que las organizaciones laicistas en España no pasan de ser unas minorías de personas muy comprometidas, que han sido capaces de remover conciencias, pero insuficientes para dar esta batalla, y son así porque la ciudadanía adopta un papel pasivo esperando, como en tantas otras cosas que sean otros los que le solucionen los problemas.
Y puestas así las cosas el frente clerical, poderoso, con organizaciones sociales y políticas, con medios de información a su servicio, con inmensos medios económicos, con buena parte del aparato del Estado, especialmente gran parte poder judicial, la enseñanza concertada e incluso una buena parte de las Universidades. En cuanto a los partidos políticos cuentan los clericales, incondicionalmente con los partidos de derechas y con algunos sectores dentro de la izquierda. También el clericalismo mide sus fuerzas.
Es de extrañar que ante la falta de compromiso por parte de la ciudadanía el PSOE intente maniobrar para dividir el frente clerical apartando de este conflicto a una buena parte de sus fuerzas ofreciendo algo muy sustancioso a cambio. El PSOE plantea la gratuidad de la enseñanza, que no la obligatoriedad, hasta los 18 años. Una medida aparentemente positiva por cuanto extiende derechos a la ciudadanía, pero quizá no lo sea tanto si lo que esconde es la ampliación de los conciertos educativos hasta los 18. En una palabra concertar con la privada, en su mayoría en manos de la iglesia, también el bachillerato, ¿Y por qué no la FP?
El daño a la enseñanza pública puede que sea mayor que lo que se pueda conseguir a cambio. Pero son medidas que caminan en la dirección neoliberal de la política con mayúsculas.
La mayoría de la ciudadanía no termina de aprender la lección: La pasividad tiene un precio. Sin compromiso social los gobiernos que hacen las leyes las harán en tu nombre pero o bien unos no querrán defender tus intereses o bien otros aunque quieran no podrán. El Estado Laico y la eliminación de los privilegios de la iglesia no serán el resultado de gobiernos más o menos bien intencionados. La responsabilidad es de todos, pero especialmente de aquellos que estando de acuerdo con los objetivos su compromiso es nulo.
José Luis Iglesias interviene en un reciente acto de presentación de León Laico