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Relaciones Iglesia-Estado (1988-1994). Una cara de la modernización · por Nora Pérez-Rayón

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

En el régimen del Presidente Salinas de Gortari se efectuó un viraje histórico en el campo de las relaciones entre las Iglesias con el Estado. La importancia de las instituciones eclesiásticas y la religiosidad del pueblo mexicano son reconocidas oficialmente. Como consecuencia, un nuevo marco jurídico normará las actividades de las instituciones eclesiásticas y sus vinculaciones con el gobierno y la sociedad.

Las modificaciones a la Constitución mexicana, que afectan a estas relaciones, no pueden entenderse sino como parte de un proyecto general de reforma del Estado. Dicho proyecto ha venido tomando cuerpo desde mediados de la década de los ochenta, pero recibió un impulso fundamental a partir de la llegada al poder de Salinas de Gortari. Reforma con miras a impulsar un modelo de desarrollo económico de corte neoliberal, en el marco de un nuevo proyecto de modernización definido por el propio Presidente en los siguientes términos:

«La modernización es una transformación de nuestras estructuras económicas y del papel del Estado en ese cambio. Pero es igualmente esencial a la modernización, la modificación de las prácticas y la adecuación de las instituciones políticas. La reforma del estado hermana ambos propósitos con el interés de fundar en la corresponsabilidad y la solidaridad, las relaciones del estado y la sociedad.»

El 1 de diciembre de 1988, en su discurso de toma de posesión, el nuevo mandatario definió al Estado moderno como «aquel que moderniza su relación con los partidos políticos, con los sindicatos, con los grupos empresariales, con la Iglesia».

Una discusión sobre las relaciones Iglesia-Estado en México cubriría universos muy amplios; este artículo sólo se ocupa de analizar lo que a nuestro juicio constituyó el eje de la problemática y el cambio: la refuncionalización y redistribución de cuotas y espacios de poder entre la alta jerarquía eclesiástica católica y el gobierno salinista en el nuevo contexto nacional e internacional; lo que incluía una competencia fundamental en el campo de la cultura.

Una precisión: la Iglesia católica no es ni ha sido nunca una institución monolítica, para efectos del trabajo nos basamos en sus posiciones institucionales y nos ocupamos de la alta jerarquía eclesiástica que las expresa.

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