José Luis Iglesias deja la presidencia de Asturias Laica después de una década de demandas para afianzar la separación entre la religión y el Estado
José Luis Iglesias deja la presidencia de Asturias Laica tras una década de proyectos en los que situó a la comunidad como el territorio con mayor número de municipios adheridos a la red de alcaldías laicas, con una constante reivindicación de la separación de las creencias religiosos de los ámbitos públicos e institucionales y con la demanda, destaca ante todo, de ganar «la libertad de conciencia». En la semana en la que por primera vez un presidente del Gobierno y los miembros de su gabinete tomaron posesión de su cargo sin la presencia de un crucifijo, Iglesias repasa sus diez años de trayectoria al frente de la organización.
–Diez años al frente de Asturias Laica dan para mucho, ¿qué balance hace de esa década?
–Si contamos el tiempo en el que no existía la asociación pero se formó la Plataforma Laica son más de diez años y luego ya en la asociación, sí como una década. No cabe duda que yo haré una valoración subjetiva, que los frutos que haya dado los tiene que valorar la sociedad en su conjunto; pero la mía es que el balance es positivo, no podría ser de otra manera porque el laicismo es el último y más moderno de los movimientos sociales, que surge de una necesidad, de una reivindicación de separación entre la iglesia y el estado aunque el objetivo último del laicismo no es ese sino conseguir la libertad de conciencia. Cuando empezamos diez años atrás, sus bases, su pensamiento teórico en España estaba totalmente olvidado. Casi desde la II República y, de hecho, la propia palabra laicismo era ignorada y malinterpretada; no se sabía nada del IBI, de que la iglesia no paga impuestos, no se sabía nada de las inmatriculaciones, no había las campañas tan fuertes que hay ahora para pedir que la religión esté fuera de la escuela o de que no se marque la casilla de la iglesia en la declaración de la renta. Y por ejemplo en la demanda para que se cobrara el IBI Asturias fue pionera, fue aquí donde se hizo la primera campaña y era un tema desconocido en toda España.
–¿Cuál diría que ha sido el principal avance del laicismo en ese tiempo?
–Todas las cuestiones relacionadas con la separación entre la iglesia y el estado son asuntos que caminan muy, muy lentamente. Hay que tener muchísima paciencia, hay que marcarse la consecución de objetivos a muy largo plazo, no estamos ante políticas de gobierno sino ante políticas de Estado y la variación de esas políticas es tremendamente complicada. Estamos en un país, es una característica de España, en el que los movimientos sociales son muy débiles y tiene que ver por cómo fue el proceso de la Transición en este país y cómo fue en Europa donde el fascismo fue derrotado en la II Guerra Mundial. Eso marca una enorme diferencia en la historia y hace que en este país la participación en movimientos sociales sea muy baja; incluso en el movimiento obrero, que es el primero, resulta que España tiene la tasa de afiliación sindical más baja de Europa. La gente se queja de los partidos pero los partidos hacen lo que tienen que hacer, quieren estar en el parlamento e influir en el gobierno y lo que les preocupa es el voto y las elecciones. Lo que no hay es unos movimientos sociales potentes que presionen y obliguen a los partidos a hacer cosas que no quieren hacer. Con el laicismo pasa lo mismo, pero nosotros hemos construido un movimiento a nivel estatal, que nos federamos con Europa Laica y hoy estamos implantados en toda España.
–El año pasado destacó que Asturias era la comunidad con más concejos integrados en la Red de Municipios Laicos.
–Esa campaña se mantiene aunque a nivel institucional las cosas se mueven muy lentas. Aquí en Asturias hay una opinión pública favorable, los partidos no pueden ningunear esa opinión así que se suman a las declaraciones y a la red de municipios pero mientras no haya un movimiento social fuerte que empuje los posicionamientos de gobiernos «del cambio» o de izquierdas no pasarán de meras declaraciones. La red está ahí y estamos intentado lanzar una jornada estatal sobre fiscalidad y privilegios de la iglesia y, de momento, estamos en conversaciones con el ayuntamiento de Oviedo. Se les ha ofrecido, les entregamos el proyecto completo y queremos que se nos aclaren las cosas porque si no el ayuntamiento de Santiago de Compostela está esperando para celebrarla. Sería importante celebrarla en Oviedo, que vendrían representantes de ayuntamientos favorables a esta cuestión de toda España, Oviedo se presentaría como un ayuntamiento puntero y serviría para tratar el tema con rigor, con seriedad y conocimiento.
–La Universidad de Oviedo votó recientemente que no se dejaran espacios para la Cofradia de los Estudiantes en la Semana Santa.
–No hay en este momento nadie en la Universidad, ya sean alumnos o profesores, nadie que tenga un mínimo de sensatez, e incluso gente de derechas, que no entienda que las creencias tienen que salir de lo público y más de un espacio que es el templo de la razón y la ciencia. Esas creencias tienen que ser respetadas, y así lo exigiremos en su ámbito que es el privado. También respetamos la ocupación temporal de espacios públicos, igual que hacemos todos con una manifestación, una festividad. Pero respetando todo eso hay que destacar que son entidades privadas y no pueden ocupar los espacios públicos, no es razonable que una cofradía, que representa unas creencias privadas salga de unos locales que son de la Universidad. Eso lo entiende todo el mundo. Yo conozco a gente de todos los sectores, hasta empresarios que lo dicen en privado y nosotros les preguntamos que por qué no se atreven a decirlo en público y, claro, no se atreven porque les supone un costo en las relaciones. Ahora bien, para que las autoridades de la universidad lleguen a tomar decisiones que supongan un paso adelante necesitan el apoyo de los movimientos sociales. Con todo lo que se ha hecho aún somos débiles y tenemos que ser más fuertes para prestar apoyo a las autoridades que quieran tomar decisiones como esta.
–El actual arzobispo de Oviedo, a diferencia de sus antecesores, no rehuye una polémica ¿qué le parece?
–Este obispo pertenece a la línea de Rouco Varela, los hijos de Wojtyla, y de él yo llegué a decir en su día que nos parecía un quintacolumnista de Europa Laica porque cada vez que hablaba se nos apuntaba gente. Y con este obispo nos van bastante bien las cosas aquí en Asturias, que salga, que salga cuantas más veces mejor. En cuanto al mantenimientos de sus posiciones políticas e ideológicas es muy poco hábil, poco diplomático y muy de la vieja escuela, pero otra cosa es el tema de los negocios y las empresas, de eso entiende bastante bien y si no que se lo pregunten a las monjas de la organización esa de Madrid que él les vendió todo su patrimonio.
–La mayor parte de sus demandas, por la historia de España, les han llevado a enfrentarse con el catolicismo ¿cambiará esto a medio plazo con el crecimiento de otras religiones?
–El Islam está empezando a reivindicar que en los colegios, en primaria y secundaria, se imparta la asignatura de religión islámica y tal y como está la ley tienen todo el derecho. El problema es que hay que cambiar la ley o nos encontraremos con claustros de profesores con los maestros de Islam, con los evangélicos, los profesores judíos, los católicos y un disparate de enorme calibre. Además la evolución de la sociedad va marcando un distanciamiento cada vez mayor, no en cuento a sentirse creyente sino a la forma de sentirse. Es decir, los creyentes católicos de la actualidad no son, ni muchísimo menos, como eran hace 30 ó 40 años. Son un grupo muy grande, que no se puede homogeneizar, pero una mayoría no son practicantes, no comparten las liturgias, ni los ritos, ni los mandatos de la jerarquía. La iglesia hoy se sostiene fundamentalmente por la enseñanza, porque su red de la escuela concertada es inmensa y por su red de empresas y relaciones sociales. El Opus Dei juega un papel importantísimo para las clases dirigentes porque es la red a través de la cual adquieren las relaciones que necesitan para sus empresas.
–También la casilla en la declaración de la renta.
–Sí pero lo que hay que divulgar año tras año es que esa casilla de la declaración de la renta es un referéndum en el que se le pregunta a la ciudadanía y por mayoría muy elevada, de un 64% a un 67% que oscila de un año a otro, dicen que no quieren que ese porcentaje vaya a la iglesia católica. Somos mayoría los que no ponemos la cruz para la iglesia católica, todos los años ganamos el referéndum.
–Ha sido uno de los principales defensores de cambiar la festividad del Día de Asturias del 8 de septiembre, con sus connotaciones religiosas al 25 mayo, ¿le queda esa espina clavada?
–Es una espina clavada, en este año hubo una falta de entendimiento entre organizaciones que yo quise mover para que se celebrara conjuntamente y no pudo ser. Tenemos un reto por delante porque el 25 de mayo es de toda Asturias pero eso depende de que se muevan las organizaciones sociales, es muy importante. En Oviedo se dio por primera vez en la historia y por primera vez en España la reivindicación de la soberanía popular que es el fundamento de la democracia, con todos sus defectos y sus debilidades, pero fue aquí donde por primera vez el pueblo se declaró soberano. Fue en un edificio que ya no existe, en la esquina con la calle Cimadevilla, donde se declaró la Junta Suprema. Y se lo he pedido al alcalde de Oviedo más de una vez, que por lo menos haya una placa que conmemore aquella revolución, porque es lo que fue. Se destituyó a las autoridades del antiguo régimen, no se reconocieron las decisiones de la Junta General del Principado que daban marcha atrás a todo. Por lo menos debería haber una placa en su recuerdo, pero bueno, todo se andará.