La Asamblea se da dos años para acercar a tradicionalistas y renovadores
El debate sobre la ordenación de sacerdotes homosexuales ha llegado a los presbiterianos de la Iglesia de Escocia bordeando el enfrentamiento entre tradicionalistas y renovadores.
Estos últimos ganaron el pasado sábado una primera batalla cuando tras horas de deliberaciones consiguieron mantener el nombramiento de un pastor gay en una parroquia de Aberdeen. La Asamblea General de la Iglesia de Escocia aprobó por 326 votos a favor y 267 en contra la designación de Scott Rennie, de 37 años, que tiene en su haber 10 años de ministerio.
Rennie estuvo casado con una mujer con la que tuvo un hijo y de la que se divorció para convivir abiertamente con un hombre. Desde el pasado año sus críticos le habían impedido tomar posesión de la plaza en Aberdeen y realizar su misión pastoral, a consecuencia de su orientación sexual.
ALUSIÓN AL NAZISMO
El reverendo tradicionalista Ian Watson ha llegado a asimilar la lucha contra los clérigos homosexuales con la resistencia frente a los nazis. Kenneth Mackenzie, ministro de una parroquia cercana a la residencia campestre real de Balmoral, ha esbozado el fantasma del cisma: "Tengo miedo a que una minoría del clero, y quizá una mayoría de los feligreses, consideren dejar la Iglesia".
La disputa es similar a la que vive la Iglesia anglicana. Prudentemente, la Asamblea General de la Iglesia de Escocia ha decidido crear una comisión especial, que deberá emitir un informe en el 2011, con el indisimulado deseo de que esta moratoria de dos años contribuya a reconciliar las posturas enfrentadas.