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Propuestas sobre laicidad

En el primer Encuentro por la Laicidad, celebrado en  Motril los días 13 y 14 de Julio de 2001, por Don Miguel Fernández Sañudo se presentó una ponencia titulada  “Ritos Civiles de Paso”,  en la que se partía de una reflexión del autor ante “la falta de celebración de ritos de paso civiles que los laicos sentimos de forma individual y aislada”. El nacimiento, el abandono de la niñez, el matrimonio o la muerte deben tener, por parte de la Comunidad Civil, su rito laico. A las preguntas que Miguel Fernández Sañudo se hacía hace dos años seguimos sin darles una respuesta adecuada.

Sí sería interesante conocer  los usos que al respecto existían en otros periodos en España, si bien conocemos, sobre todo si consultamos las hemerotecas, que hasta 1939 los afiliados a partidos políticos republicanos y socialistas hacían del laicismo una practica cotidiana que se traducía, no sólo en la educación que se impartía a los hijos sino en una mayor solemnidad de los matrimonios civiles de la que tienen en la actualidad y en el caso de las defunciones en la existencia diferenciada de cementerios civiles y de un rito fúnebre consistente en un discurso acerca del difunto por parte del Presidente o Secretario del partido o sindicato. La participación de la colectividad, que sufragaba si era menester los gastos del sepelio, era muy común.

LAICISMO Y REGISTRO CIVIL

No ha sido pacifica en España la existencia del Registro Civil, desde su creación en 1870. La última sublevación carlista tuvo en el Registro Civil uno de los argumentos más  jaleados y la Iglesia católica dio “legitimidad” de nuevo a este movimiento integrista, incluso con un “embajador” ante Don Carlos. Este partido alternaba, como es conocido, el terrorismo con la presencia política en las instituciones del Estado. Los acuerdos políticos realizados entre el Gobierno español y quienes habían sido derrotados militarmente,  dieron como resultado la paradoja de  la victoria política de los integristas católicos. A pesar de la buena voluntad de algunos gobernantes de la Restauración, como Canalejas, todo el proceso tuvo el lastre de la victoria política del carlismo y en consecuencia no se caminó hacia un Estado laico, tal y como preconizaban los vencedores del carlismo: republicanos, progresistas y liberales.

SECCION PRIMERA DEL REGISTRO CIVIL.

Nacimientos.

Si bien es cierto que no existe legalmente privilegio en este orden para la Iglesiacatólica, no es menos cierto que han conseguido mantener en la practica la cuasi obligatoriedad de lo que llaman “sacramento” y que según dicen imprime carácter,  merced a la ignorancia en muchos casos de una sociedad que aún cree que el recién nacido tendrá en el futuro algún problema si no es bautizado.

Lo que si se debe de plantear, desde este momento, es una estrategia colectiva para conseguir que este acto, que se hace sin el consentimiento del afectado, tenga efectos “eternos”. La conservación de datos personales por parte de una asociación privada, contra nuestra voluntad, es algo que no es conciliable con un Estado de derecho. Las leyes deben recoger, de forma clara y precisa, la obligatoriedad de destruir  las hojas o fichas con la simple petición del ciudadano que así lo desee. No cabe apelación alguna a patrimonio histórico y otras ocurrencias.

SECCION SEGUNDA DEL REGISTRO CIVIL.

Matrimonios.

El artículo 63 del Código Civil español, en su actual redacción, constituye un anacronismo procedente del Estado confesional franquista, incluso, como veremos, se ha producido un retroceso en lo concerniente al reconocimiento del matrimonio religioso.

Las reformas realizadas en el  Titulo IV del Código Civil (Del matrimonio) en la etapa de la transición fueron abordadas sin gran debate y  en algunos casos son pre-constitucionales. Las furibundas campañas entonces de la extrema derecha y de la propia Iglesia católica contra lo que consideraban “ataque a la institución familiar” o “destrucción del matrimonio” tuvieron el efecto de que la izquierda se conformase con que los ciudadanos que así lo deseasen pudieran separarse o divorciarse, tras un largo proceso judicial, hoy acortado. No preocupó a la izquierda el principio de igualdad ante la Ley ni la pervivencia del Estado confesional.

En lo concerniente a la forma de celebración del matrimonio persiste la vigencia del reconocimiento del matrimonio católico, sin que el Estado tenga el papel que le corresponde. Basta la notificación de un clérigo al Registro Civil para que el matrimonio surta efectos y consecuencias. Es decir no existe siquiera, como ocurría hasta 1978, la fe pública de un funcionario del  Registro Civil que con su presencia en la Iglesia otorgaba validez a la ceremonia.

Sin perjuicio de que desde las asociaciones de la Coordinadora laicista se abogue por la existencia de un solo matrimonio, civil, laico, y con mayor solemnidad que la simple lectura por un funcionario de unos artículos del Código Civil, se debe  de denunciar también la vigencia de los Tribunales eclesiásticos y sus escandalosos negocios,así como que tengan capacidad legal para la anulación de matrimonios.

SECCION TERCERA DEL REGISTRO CIVIL.

Defunciones

Las circunstancias que concurren en la que es la última página de nuestra vida han sido aprovechadas por la Iglesia católica para hacer de la pretendida secularización de cementerios y pompas fúnebres una pura entelequia.

No vamos a referirnos aquí al carácter católico que tienen todas las ceremonias fúnebres en las que participa el Estado y el Gobierno, sino al retroceso producido desde los tímidos pasos dados por los primeros ayuntamientos democráticos, tras las elecciones municipales de 1979. En aquellos años se acometió la modernización  de  instalaciones municipales y se acometió la construcción, en las grandes ciudades, de velatorios para uso público. En paralelo se produjo cierta secularización, con la incorporación de salones para ceremonias laicas en cementerios y tanatorios. Lo cierto es que al día de hoy, en algunos casos por la perdida del poder municipal por parte de la izquierda o en otros por el entusiasmo cristiano de muchos alcaldes y alcaldesas socialistas y comunistas, lo cierto es que se ha producido un retroceso tremendo. La Iglesia católica ha vuelto a tomar posesión de los “santos lugares” y ha rotulado estos salones como capilla y decorado su interior como templos católicos y además los capellanes a cuenta del erario público,  con instalaciones y oficinas a su servicio para otros usos y ganancias.

A lo anterior hay que sumarle la dificultad con que nos encontramos en muchas ocasiones,  al ser la propia familia del finado la que no quiere  cumplir con lo que debería el asunto más serio a respetar en una sociedad: la última voluntad del fallecido respecto a ser enterrado o incinerado conforme a sus creencias, principios y valores. La “costumbre”  hace que se acepte, incluso por quienes sabemos que se está violentando algo muy serio, la presencia de clérigos, -que además reciben en euros “la tarifa” y sin factura- y la celebración de funerales católicos.

PROPUESTAS:

A)    En lo relativo a nacimientos y al paso de niño a joven  se debe de articular una propuesta clara, concreta, de ritos y, en su momento,  negociar su inclusión en los programas de los partidos políticos. Se debe de caminar hacia normativas vinculantes para los Ayuntamientos, cuyo cumplimiento pueda ser exigido, sin que se tenga que depender del mayor o menor cretinismo o catolicismo de un alcalde.

B)     No tiene mucho sentido que una competencia administrativa cual es el Registro Civil esté atribuida al Poder Judicial. Debe de plantearse que, al igual de que en países como Francia, sean los Ayuntamientos quienes ejerzan tanto las funciones de Registro como la celebración de matrimonios, con la solemnidad que debe tener y sobre todo si existe una sola ceremonia con validez legal.

C)    Del mismo modo que existen ya en numerosos países europeos asociaciones  que se ocupan de que la vida no sea prolongada artificialmente si así lo ha manifestado un ciudadano de modo fehaciente (para los casos de enfermos terminales), debe de articularse un documento tipo, dado el reiterado incumplimiento de la voluntad de los laicos que se da en nuestra sociedad, que recoja estas voluntades y las haga valer llegado el caso.

Isabelo Herreros, presidente de la Asociación Manuel Azaña, al III Encuentro Por La Laicidad celebrado en Albacete los días  4, 5, y 6 de julio de 2003.

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