En los centros educativos castellano-manchegos proliferan procesiones católicas en las que, a horas lectivas, alumnos tanto de centros concertados como públicos desfilan por las calles de sus localidades portando imágenes religiosas. Que un colegio concertado dedique horario e infraestructura a este tipo de actividades propias de las parroquias, ya es cuestionable; pero que centros públicos con proyectos educativos se presten a ello, constituye un atentado contra la esencia de la Enseñanza que, más que Pública, empieza a ser más conocida como la «Desconcertada» frente a una «Concertada» privilegiada.
La imagen mostrada corresponde a una procesión del colegio público Remigio Laín de Yuncler (Toledo) el 10 de abril de 2019. Esta procesión, aprobada como actividad complementaria de centro, de forma totalmente incoherente con su proyecto educativo, que se define explícitamente de carácter aconfesional, fue cuestionada a través de escritos dirigidos a la Dirección del Centro, al Consejo Escolar y a la Inspección Educativa, por parte de un maestro del claustro. A pesar de sus esfuerzos y del desacuerdo de otros miembros del claustro, ha seguido adelante con el beneplácito de la Inspección. El maestro denunciante ha llevado el caso al Defensor del Pueblo y se haya en proceso de trámite, mientras en los centros «desconcertados» se expande el adoctrinamiento religioso con fondos públicos.