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Privilegiados · por Adriano Campo

En la novela ‘Rebelión en la granja’, de George Orwell, los animales son todos iguales, pero los cerdos son ‘más iguales’, parodiando los privilegios que persistían y persisten en las sociedades presuntamente democráticas. Debe ser por eso, que los que profesan alguna religión son ‘más iguales’ que los que no profesan ninguna. Esto acaba de demostrarse en las oposiciones a Obstetricia y Ginecología de la Generalitat Valenciana: la Consellería competente ha acogido la petición de una ‘adventista del séptimo día’ de cambiar la fecha de las pruebas del sábado al domingo porque claro, ellos los sábados no pueden hacer nada.

Nos preguntamos si alguien que profesara una devoción especial por el Alcoyano F.C., podría aducir tal fe para eximirle de acudir a su puesto de trabajo los días que su equipo juega un partido de liga

Lejos de ser un acto de sensibilidad hacia una minoría religiosa, este es un enésimo acto de discriminación hacia quienes no pertenecen a ninguna de las variantes, oficiales o no, de las distintas religiones. En un estado aconfesional sería de esperar, en particular cuando la responsabilidad recae en un gobierno autonómico supuestamente progresista, que los asuntos religiosos quedaran exclusivamente en el ámbito personal de cada uno y que no incidieran en la vida pública. Nos preguntamos si alguien que profesara una devoción especial por el Alcoyano F.C., podría aducir tal fe para eximirle de acudir a su puesto de trabajo los días que su equipo juega un partido de liga. O quizás alguien que creyera en los horóscopos podría aducir un mal pronóstico astral para solicitar un cambio en la fecha de un examen oficial. ¿Cuál es la diferencia? Cada uno tiene fe en lo que le da la gana, o por lo menos ese es el sentido de la libertad religiosa y de culto. 

Por cierto, si nuestra adventista aprobara finalmente la oposición, ¿estará exenta de trabajar los sábados, le toque o no una guardia, se ponga o no se ponga de parto alguna de sus pacientes? Siendo coherentes, debería estarlo, con el consiguiente agravio comparativo con las demás compañeras de reparto.

Si queremos avanzar hacia el respeto de la Constitución, que declara aconfesional al Estado, nos parece inaceptable que en el ámbito público se sigan produciendo privilegios a favor de cualquier confesión religiosa, penalizando una visión laica de la vida, tanto en el ámbito público como privado.

Adriano Campo es socio de Europa Laica · Alicante

Ilustración del artículo por el artista Jon Addis de la fundación Freedom From Religion de Richard Dawkins

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