Ojalá el supuesto aumento de los ingresos que prevén los presupuestos redactados por el gobierno español sea una realidad y que los 33.400 M€ de incremento esperados –27.000 provenientes de la Unión Europea– hagan reducir un poco la gran distancia recaudatoria en relación a la media europea (de más de 75.000 M€) y a la conseguida por Francia (de más de 150.000 M€). Quizás sea un pasito en la buena dirección y que en esta legislatura el estado español acabe situándose en el camino de las democracias más avanzadas fiscalmente, sin lo cual difícilmente se puede mejorar el estado de bienestar.
De pasta de boniato me he quedado al ver cómo ha calificado Pablo Iglesias los ingresos y los gastos generales del estado, cuando ha dicho que se dejaba atrás una etapa neoliberal, a pesar de que las cifras impositivas queden muy lejos de las necesarias y de las planteadas en el acuerdo de coalición PSOE-UP. Mira por dónde, en unos meses de gobierno, parece que se ha producido una conjura revolucionaria anticapitalista que solo imagina el argumentario del vicepresidente. O es una maniobra para asustar a Arrimadas en la negociación presupuestaria, o la distorsión del cargo le hace confundir deseo con realidad. O ambas cosas. Si eso fuera verdad, resultaría que gobiernos como el francés, el alemán o el italiano, dirigidos por derechistas y populistas también son subversivos, puesto que tienen unos presupuestos más expansivos que los españoles. En Francia, por ejemplo, el gasto público per cápita en educación y salud casi duplica el español y la tasa de paro es menos de la mitad, y Macron, ni es socialista, ni comunista, ni podemita, más bien es el prototipo de defensor del capitalismo neoliberal.
¿Y cómo podría mejorar los presupuestos el actual gobierno? De entrada, tendría que hacer frente al poder de la iglesia y revertir las inmatriculaciones franquistas (40.000 en los últimos 20 años, entre ellas la Mezquita de Córdoba, registrada por 30 euros) y además, recaudar todos los impuestos en relación a los ingresos propios de la actividad religiosa, y aumentar el de sociedades, y cobrar el I.B.I a todas las propiedades bajo su titularidad, y el impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos, y el impuesto de sucesiones, así como el de transmisiones patrimoniales. Según Europa Laica, se está subvencionando a la iglesia con más de 12.000 M€ al año.
Tampoco hay que mantener el descabellado gasto militar de 20.000 M€ anuales (entre el Ministerio de Defensa y otros ministerios) o derrochar recursos en planes para financiar nuevos programas de armamento que el Gobierno tiene previstos implementar por valor de 13.356 M€ (blindados, submarinos, helicópteros, satélites de comunicación militar, fragatas etc.), según denuncia el Centre Delàs d’Estudis per la Pau. Se trata de unas cantidades casi equivalentes al aumento de los gastos calculados para este año en los presupuestos. Pero incluso, el autodenominado gobierno más progresista de la historia también se arrodilla ante los sables castrenses. Prefieren tener entretenidas a las castas militares con juguetes bélicos y 120.000 marionetas armadas –que, para más inri, serán acrecentadas con 7.000 más–, en vez de ampliar las plantillas sanitarias o educativas.
Y por si fuera poco, la veneración por la iglesia y el ejército es completada por una fidelidad bufonesca a la monarquía, con unos presupuestos que regalan a la Casa Real un incremento del 6,9% (el más importante de la última década), mientras que pensionistas y funcionariado solo verán una subida simbólica del 0,9%. Unas contradicciones lamentables que resultan hirientes cuando se aspira a una sociedad aconfesional, antimilitarista y republicana que no necesita instituciones anacrónicas y absurdas como la iglesia, el ejército o la corona.
Voro Torrijos i Tàrrega
___________________
*Los artículos de opinión expresan la de su autor, sin que la publicación suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan todo lo expresado en el mismo. Europa Laica expresa sus opiniones a través de sus comunicados.