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Predicadores y coronavirus

Con preocupación y asombro varios ciudadanos reportaron en la tarde del 15 de marzo que la Mega Iglesia Cristiana Avivamiento, de los pastores Ricardo y Patricia Rodríguez, mantuvieron congregaciones mayores de 500 personas, contrariando la norma sanitaria que expidió el Presidente Duque en días pasados para contener la expansión del COVID-19.

Muchos familiares de ciudadanos que allí se congregaron reportaron que los pastores les dijeron que las noticias por la pandemia era una estrategia de Satanás para que dejaran de congregarse y que al igual que los hebreos durante las diez plagas de Egipto, nada les pasaría a los creyentes.

En la página web de Avivamiento se tiene publicado un vídeo donde se lee “No dejes de congregarte”. En el vídeo por ellos publicado se ve a la pastora Patricia Rodríguez decir: “Dios está con nosotros y así como hizo Dios con el pueblo de Israel en Egipto… Mientras que en Egipto estaban pasando todas las plagas, Gocen no fue tocada. Ninguna de las plagas tocó a Gocen. Entonces sepamos también que Dios está con nosotros, seamos diligentes en tomar las medidas de prevención, y por favor no dejemos de congregarnos”.

Este mensaje es sumamente irresponsable porque como lo han señalado cientos de epidemiólogos, el mantener la movilidad de personas hace más fácil la transmisión y nos acerca a un escenario de elevados casos de golpe que colapsarían el sistema de salud. Por más que hallan separado las sillas, el estar por un par de horas en un ambiente con aire cerrado y con multitudes, expone el riesgo enormemente.

Igual de irresponsable es el mensaje del señor Gustavo Páez, autodenominado “apóstol” y cabeza de laiglesia cristiana Centro de Alabanza Oasis en Bogotá. Según este líder religioso “Este virus cometió un error y fue tocar la iglesia. Por eso, está sentenciado a extinguirse antes de 30 días. ¡Se va y no tocará a ningún hijo de Dios! Todas las Iglesias debemos estar abiertas, pues es la esperanza de la sociedad”. Como se lee en su cuenta de Twitter en texto del pasado 13 de marzo.

Los virus no comenten errores ni son entes con propósito. Son simples materiales genéticos con una envoltura que infectan células hackeándolas de manera que estas terminan construyendo más virus. En el proceso de copiado aparecen mutaciones y si estas favorecen la propagación de este permanecerán y se multiplicarán. Evolución biológica, esa que niegan en sus prédicas. Aquí el único que comete un error es el pastor Gustavo Páez por no acatar las normas de cierre de lugares de reuniones masivas.

La historia está llena de casos aleccionadores. Recientemente La iglesia de Grace River de Seongnam, a unos 20 km al sur de Seúl, debió cerrar después de que un tercio de sus 135 fieles dieran positivo al COVID-19, incluido el pastor y su esposa. Otra denominación, la Iglesia de Jesús Shincheonji, Templo del Tabernáculo del Testimonio, en la capital sur coreana, fue el principal epicentro de propagación del COVID-19 a inicios de este mes. Las estimaciones de aquel momento señalaron que el 60% de los 4.000 casos de coronavirus en Corea del Sur eran miembros de esa iglesia y se habían congregado allí.

En septiembre de 1918 llegó la gripe española a la ciudad de Zamora. En ese momento se adoptó la cuarentena por parte del inspector de sanidad. No obstante, el obispo de Zamora, el señor Antonio Álvaro Y Ballano decidió desafiar las medidas sanitarias y convocar a misas. El ensotanado predicaba que la gripe mortal era resultado de los “pecados y la ingratitud” de los católicos españoles. Fue así como el 30 de septiembre, el obispo organizó una novena en honor de san Roque, santo protector contra las epidemias. El resultado de la multitudinaria misa fue un pico en los infectados llegando a registrarse una mortalidad de hasta 200 personas al día, como sucedió el 12 de octubre de 1918.

Cuando llegó la peste negra a la ciudad italiana de Messina en 1348 hicieron una peregrinación con la imagen de la Virgen María. El acto piadoso solo sirvió para propagar más las pulgas que portaban la bacteria de la peste bubónica.

Por esto es sumamente preocupante el anuncio del alcalde de Popayán, Juan Carlos López quien haanunciado que no suspenderá las procesiones de Semana Santa.  “De forma ininterrumpida hemos tenido procesiones. Ni guerras, ni pestes, ni terremotos han evitado que la procesión salga”, dijo el mandatario el pasado 11 de marzo.

A las autoridades locales y nacionales se les recuerda que la Ley 599 de 220 establece en el artículo 368 que “El que viole medida sanitaria adoptada por la autoridad competente para impedir la introducción o propagación de una epidemia, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años”.

Esperamos que el Gobierno Duque y el Distrital tomen las medidas pertinentes contra quienes ponen en riesgo la salud pública en esta contingencia epidemiológica.

Ahora, pasando de la indignación por el saboteo a las medidas sanitarias a un plano filosófico, hay que señalar el rotundo fracaso de las religiones frente a un desastre natural como lo es una pandemia.

Según las escrituras cristianas, en el Evangelio de Marcos dice Jesús a sus apóstoles que ellos “tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien”. En otras palabras, los convierten en milagreros y sanadores. Justo este pasaje de Marcos 16:18 lo esgrimen curadores como el evangelista guatemalteco Cash Luna para hacer sus espectáculos de “milagros”.

Pero, ¿Dónde está Cash Luna en este momento? ¿Viajó a Italia o a China a sanar a los enfermos por coronavirus? ¿Por qué no están los pastores brasileños de la Iglesia Universal relevando a médicos y enfermeros, sanando con su “aceite ungido de Israel” la “rosa de Sarón” las “piedras del “Monte Golgota” y otras supercherias que dan en sus cultos a cambio de fe, confianza y diezmos?

¿Dónde las oraciones a Jehová por los que dicen ser sus testigos para que su dios muestre su poder como el “Dios verdadero” al mejor estilo del profeta Elías que hizo descender fuego delante de los falsos profetas de Baal en el Monte Carmelo?

¿Cuándo en esta crisis hubo una novena exitosa a San Roque desde el Vaticano? En lugar de liderar oraciones milagrosas, el supuesto Vicario de Cristo está bien guardado. La Plaza de San Pedro de la Iglesia Católica luce vacía, el Santuario de Lourdes, con sus aguas milagrosas también está desierto. Las pilas de agua bendita en Europa tienen advertencia de no ser usadas para no propagar el virus, el Santuario del Señor de los Milagros de Buga ha cerrado. El megatemplo evangélico de Joel Osteen en Houston ya no tendrá cultos de milagros, púes ha cerrado. Las lecciones de los templos evangélicos de Corea del Sur están frescas aún.

Los pastores evangélicos tienen ahora una excelente oportunidad para probar que son ciertos sus poderes de sanación, al mejor estilo de Marcos 16:18, que su dios es el verdadero, emulando al profeta Elías, y que pasen a curar a todos esos enfermos donde el virus tiene muertos a diario.

Sin embargo, me temo que esto no ocurrirá. Esta oportunidad para callar a los ateos y agnósticos no la aprovecharan, y pasados unos meses su negocio de diezmos continuará, y los creyentes probablemente irán a agradecer en los templos por los éxitos que alcance la ciencia.

Por el momento, mejor que todos, creyentes o no, nos desplacemos lo menos posible en las ciudades. Bien aconseja el biólogo José Miguel Munet, “Se puede ser religioso, pero cuando hay una epidemia, mejor en casa”.

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