Hacer santos siempre tiene la importancia en la Iglesia Católica de hacer memoria, no sólo mirando atrás sino al futuro; mostrar hacia dónde uno quiere ir. En el caso de Juan Pablo II, eligió casi siempre asesinados por el comunismo; y en el caso de Ratzinger, los asesinados por la República Española. En este caso, sin hacer futurología, lo de ayer muestra la continuidad con sus predecesores a la hora de encuadrar los principales centros de interés que tiene el Vaticano: los santos italianos que enfrentaron al Islam, llevándolo a la actualidad con las comunidades cristianas que se sienten amenazadas en esos países. En cuanto a América Latina, no son los asesinados por la dictadura, por el terrorismo de Estado de gobiernos autoritarios católicos, sino que siguen siendo personajes no muy conocidos para estas tierras.
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