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El escritor Salman Rushdie fotografiado en Londres en 2017. Grant Pollard / AP

Por qué ‘Los versos satánicos’ de Salman Rushdie sigue siendo tan controvertido décadas después de su publicación

El escritor británico Salman Rushdie se encuentra en el hospital con heridas graves tras ser apuñalado por un hombre en un festival de arte en el estado de Nueva York el 12 de agosto de 2022. El siguiente artículo se publicó en el 30º aniversario de la publicación de Los versos satánicos.

Uno de los libros más controvertidos de la historia literaria reciente, Los versos satánicos de Salman Rushdie, se publicó en 1988 y casi inmediatamente desencadenó airadas protestas en todo el mundo, algunas de ellas violentas.

Un año después, en 1989, el líder supremo de Irán, el Ayatolá Jomeini, emitió una fetua o sentencia religiosa ordenando a los musulmanes que mataran al autor.

Nacido en la India en el seno de una familia musulmana, pero por entonces ciudadano británico que vivía en el Reino Unido, Rushdie se vio obligado a pasar a la clandestinidad durante casi una década.

Manifestantes furiosos protestan contra el libro en 1989. Robert Croma, CC BY-NC-SA

¿Qué había –y sigue habiendo– detrás de esta indignación?

La controversia

El libro se adentra en el corazón de las creencias musulmanas cuando Rushdie, en secuencias oníricas, desafía y a veces parece burlarse de algunos de sus principios más sensibles.

Los musulmanes creen que el profeta Mahoma fue visitado por el ángel Gabriel quien, durante 22 años, le recitó las palabras de Dios. A su vez, Mahoma repitió las palabras a sus seguidores. Estas palabras acabaron escribiéndose y se convirtieron en los versos del Corán.

La novela de Rushdie recoge estas creencias fundamentales. Uno de los personajes principales, Gibreel Farishta, tiene una serie de sueños en los que se convierte en su homónimo, Gabriel. En estos sueños, Gibreel se encuentra con otro personaje central haciéndose eco del relato tradicional del islam sobre los encuentros del ángel con Mahoma.

Rushdie elige un nombre provocativo para Mahoma. La versión del profeta que aparece en la novela se llama Mahound, un nombre alternativo para Mahoma utilizado durante la Edad Media por cristianos que le consideraban un demonio.

Además, el Mahound de Rushdie pone sus propias palabras en boca del ángel Gabriel y dicta edictos a sus seguidores que refuerzan convenientemente sus egoístas propósitos. Aunque en el libro el escriba ficticio de Mahound, Salman el Persa, rechaza la autenticidad de los recitados por su maestro, los registra como si fueran de Dios.

El autor británico Salman Rushdie. Fronteiras do Pensamento, CC BY-SA

En el libro de Rushdie, Salman, por ejemplo, atribuye a las opiniones sexistas de Mahound ciertos pasajes reales del Corán que colocan a los hombres “a cargo de las mujeres” y dan a los hombres el derecho de golpear a las esposas de las que “temen la arrogancia”.

A través de Mahound, Rushdie parece poner en duda la naturaleza divina del Corán.

¿Desafiando los textos religiosos?

Para muchos musulmanes, Rushdie, en su relato ficticio del nacimiento de los acontecimientos clave del islam, da a entender que, más que Dios, el propio profeta Mahoma es la fuente de las verdades reveladas.

En defensa de Rushdie, algunos estudiosos han argumentado que su “burla irreverente” pretende explorar si es posible separar la realidad de la ficción. El experto en literatura Greg Rubinson señala que Gibreel es incapaz de decidir qué es real y qué es un sueño.

Desde la publicación de Los versos satánicos, Rushdie ha defendido que los textos religiosos deberían estar abiertos a la discusión. “¿Por qué no podemos debatir sobre el islam?”, dijo Rushdie en una entrevista de 2015.

“Es posible respetar a los individuos, protegerlos de la intolerancia, y al mismo tiempo ser escéptico sobre sus ideas, incluso criticarlas ferozmente”.

Este punto de vista, sin embargo, choca con la opinión de aquellos para quienes el Corán es la palabra literal de Dios.

Tras la muerte de Jomeini, el Gobierno de Irán anunció en 1998 que no aplicaría su fetua ni animaría a otros a hacerlo. Rushdie vive ahora en Estados Unidos y hace apariciones públicas con regularidad.

Sin embargo, aún persisten las amenazas contra su vida. Aunque las protestas masivas han cesado, los temas y las cuestiones planteadas en su novela siguen siendo objeto de acalorados debates.

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