El Obispo de Tenerife asegura que la pederastia clerical tiene su origen en la provocación ejercida por la chavalería que se insinúa y busca ser mancillada. El Obispo de Córdoba afirma que la mujer que aborta no tiene derecho a sentirse ofendida si un hombre la viola. Y el Obispo de Alcalá de Henares, envuelto en banderas franquistas, tiene claro que la homosexualidad es una enfermedad que se puede curar porque nace de una desviación adquirida en el quehacer sexual de cada día. La homosexualidad va unida a la prostitución y es el fruto de “las ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana”, hace que ya desde niños tengan “atracción hacia las personas de su mismo sexo”, y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubes de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno”, proclamó.
Asimismo, el obispo aludió a la interrupción voluntaria del embarazo para afirmar que la mujer que aborta “se ha destruido a sí misma” y “ha destruido una vida inocente”. En este sentido, dijo que esa persona, llevada por la preocupación, es “tentada” con la idea de abortar.
Las mujeres que han ido a abortar, ha continuado, “llevan el sufrimiento en su corazón y muchas de ellas no pueden dormir y han pasado años y años sufriendo porque el pecado siempre lleva como paga la destrucción de la persona”.
No es la primera vez que Reig Pla es objeto de polémica. El 27 de diciembre de 2010 vinculó la violencia de género a la perdida de la familia tradicional. Dijo que se da sobre todo en aquellos procesos de separación y divorcio, “de manera que los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia domestica que aquellos que son parejas de hecho o personas que viven inestablemente”.
Las fuerzas progresistas del Ayuntamiento de Alcalá de Henares han solicitado que el Obispo sea excluido de los actos oficiales porque en ningún momento ni ante nadie es digno de representar a la ciudadanía. Pide además a la autoridad eclesiástica que corresponda que lo traslade a otra sede episcopal y que sea declarado persona non grata por las autoridades municipales.
Por su parte el obispado ha emitido una nota en la que se defienden las aberrantes afirmaciones de “nuestro padre y pastor” porque no ha hecho otra cosa que exponer la doctrina de la iglesia católica y defender la verdad, algo que seguirá haciendo con la ayuda de Dios y argumentando que ninguna autoridad está por encima de la de la Iglesia.
Desde el vértice de su mitra punzante, el Obispo se declara perseguido, depositario despótico de la verdad absoluta y exige que ante su aberrante magisterio se arrodille todo ser humano carente de derecho a pensar por sí mismo.
La Jerarquía española no asume que el palio se ha quedado vacío, que el revuelo de sotanas no aletea en el Parlamento, que Dios fue de derechas cuando la santa cruzada y que hay cristianos que le exigen a ese Dios que viva comprometido con los problemas del mundo y especialmente con los pobres.
El evangelio, la ciudadanía y la decencia de una sociedad debe proclamar que muchos obispos son personas non gratas en un mundo laico que trata de construirse a sí mismo, no desde la sumisión cristiana, sino desde la verticalidad de su quehacer ciudadano.