Mañana, día de la lealtad peronista, el papa Francisco recibirá en el Vaticano, de mano del senador Pino Solanas, un documento programático inspirado en la encíclica Laudato Sí, la base teórica de su prédica ambiental-humanista. El documento, titulado “es el momento de ponernos la patria al hombro” (frase histórica de la militancia nacional popular recitada por el propio Bergoglio), lleva la firma de un amplio abanico de dirigentes peronistas de distintas extracciones, que en su mayoría orbitan por fuera de la estructura del PJ. En su redacción trabajó en silencio y durante siete meses un primer grupo encabezado por el diputado Felipe Solá y el legislador porteño Gustavo Vera, de estrecho vínculo con el Papa, al que fueron sumándose referentes del sciolismo, de distintas fracciones de la CGT y del kirchnerismo.
“Es un acuerdo programático que marca una unidad de concepción detrás de la palabra del Papa y que retoma las bases del Modelo Argentino para el Proyecto Nacional de Perón”, definió en diálogo con Página/12 el diputado Omar Plaini, referente del sindicato de canillitas, cuya sede del barrio de Balvanera cobijó los primeros encuentros y fue el lugar elegido para el lanzamiento del espacio el jueves pasado.
Ese día vio también la luz el documento que recibirá Francisco, que firman entre otros los intendentes Gabriel Katopodis (San Martín) y Gustavo Menéndez (Merlo), referentes del sciolismo como Cristina Alvarez Rodríguez y Julián Domínguez, los sindicalistas Héctor Daer y Víctor Santa María, y el ex embajador en el Vaticano Eduardo Valdés. Se trata de diez puntos para construir “una nueva etapa” en el país, entre los que resaltan “recuperar la soberanía energética y los recursos estratégicos” y “redistribuir la riqueza con equidad social”. El contenido, advierten, es la contracara exacta del proyecto de país que encarna el Gobierno.
Otro de los puntos llama a “trabajar para conformar el Concejo para el Proyecto Nacional”, al que definen como “lugar de encuentro del conjunto de las fuerzas sindicales, políticas, sociales, productivas y culturales que forman parte del Movimiento Nacional en su nueva etapa en ciernes”. Para que no haya confusiones, los referentes del espacio consultados por este diario descartaron que, por ahora, el “Concejo para el Proyecto Nacional”, tenga proyección electoral. “No es un espacio electoral. Cada uno se comprometerá a militar esos puntos esté en el espacio que esté”, describió Plaini.
“Hay de todo en la huerta del señor”, bromeó Solanas para calificar el variopinto de dirigentes “laudatistas”. El senador de Proyecto Sur atendió a Página/12 antes de subirse al avión que lo dejaría en Roma, ciudad a la arribaría ayer y en la que coincidirá al menos un día con el Presidente. Con sorna, uno de los dirigentes del espacio resaltaba que el Papa prefirió celebrar los 71 años del levantamiento popular del 17 de octubre bien lejos del Pro, y que los trascendidos en torno a que esa sería la fecha de su encuentro con Macri causaron malestar en el Vaticano. “Fue el Papa el que estableció el encuentro para el 17 de octubre a las siete de la tarde, sabiendo que yo estaba en Roma por una semana. Dimos a conocer ahora el encuentro para que nadie haga especulaciones con la fecha en que recibirá a Macri”, aclaró Solanas.
Cada paso que dieron los “laudatistas” estuvo calculado con precisión y en sintonía con el Vaticano. Así fue desde que a fines de marzo los juntó por primera vez, dicen, la preocupación ante la posibilidad de un estallido social en diciembre si el ajuste del Gobierno no encuentra redes de contención sociales y políticas. Por eso, aclaran que no hay necesidad de apurar un debate sobre 2017. “El objetivo a futuro es ampliar las redes laudatistas del interior del país y constituirnos en una comunidad, e incluso desarrollar una base social a salvo de la inmediatez de las elecciones”, precisó Plaini. Hay una premisa básica compartida: cada dirigente participa a modo personal y sin ninguna clase de “ismos”. Eso posibilitó el prototipo del espacio, que comenzó con la cercanía política que forjaron Vera y Solá en plena contienda electoral del año pasado, se ampliara como se amplió: el documento lo firman personalidades tan diversas como el empresario Federico Cuomo, Alicia Pierini y el ex secretario de medios de CFK, Enrique “Pepe” Albistur. “Si pudimos trabajar durante siete meses en silencio, por qué no vamos a poder trabajar a mediano y largo plazo en construir poder popular y una referencia en el día a día”, argumentó el jefe de los canillitas.
El enfoque está puesto en la doctrina. Solanas pone énfasis en la encíclica, “que hace una interpelación muy profunda al modelo civilizatorio del capitalismo global” y en el discurso de Perón del 1 de mayo de 1974, día en que nació el “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”. “El pensamiento de Perón es hermano del pensamiento jesuítico –sostuvo el senador–. Los jesuitas formaron a la pléyade de revolucionarios independentistas argentinos y latinoamericanos, desde Manuel Belgrano hasta Fidel Castro. Es un pensamiento que se ha subestimado siempre. El ala más conservadora de la iglesia siempre los echó, por la raíz social muy fuerte de su pensamiento. Eso es Bergoglio y eso fue Perón, siempre”.
El Gobierno “está en la vereda opuesta del Laudato sí”, afirmó Solanas. “Pone al ministro de ambiente (el rabino Sergio Bergman) recorriendo las provincias cordilleranas pregonando el modelo de minería a cielo abierto”. Según contó, le transmitirá a Bergoglio que “este es un gobierno que ha improvisado enormemente, que dice que todo es culpa del gobierno anterior, que ha mentido mucho” y que “buena parte del electorado que lo apoyó está del otro lado y no se manifiesta con mayor claridad porque se instauró un modelo socialmente represivo”.
Para Plaini, “el papa tiene que ver en todo lo que pasa en la política argentina”. “Nuestra obligación es interpretar lo que él dice todos los días”, agregó, y enumeró entre esos deseos la unificación de la CGT. “Si fuera un dirigente sindical, el Papa tendría 1300 millones de afiliados”, agregó para graficar la gravitación de Bergoglio.