Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, se ha reunido con el papa en el Vaticano para tratar asuntos en los que el máximo representante de la Iglesia católica no tiene nada que comunicar al conjunto de la ciudadanía, como el genocidio cometido por Israel con pueblos vecinos y la migración en España.
Sí ha conversado sobre dos asuntos en los que la Iglesia católica tiene protagonismo: la resignificación del mausoleo de exaltación franquista en Cuelgamuros (Valle de los Caídos), propiedad del Estado y que “okupa” una congregación benedictina, además del resarcimiento a las víctimas de clérigos pederastas. Víctimas que sobrepasan las 440 000, según el Defensor del Pueblo.
Hemos echado de menos que se departiera sobre los graves conflictos para la obligada y constitucional aconfesionalidad del Estado que suponen los privilegios de la Iglesia Católica, abordándose la:
Necesaria derogación de los acuerdos de 1979 con la Santa Sede.
Autofinanciación de la Iglesia y el pago de impuestos.
Salida de la religión del currículo y de la escuela. El actual modelo nos convierte en cómplices de abuso infantil, intelectual.
Reversión del escándalo monumental de las inmatriculaciones realizadas por la Iglesia.
Europa Laica, continuando su defensa de la laicidad del Estado, denuncia que desde el Gobierno de España se legitime al dirigente de una religión como si se tratara del presidente de un Estado democrático y no el líder de una suerte de lobby que intenta imponer sus dogmas particulares, “revelados”, a toda la ciudadanía.
