El ataque tuvo lugar el 25 de mayo en la provincia de Punjab, donde una muchedumbre enfurecida de más de 100 hombres musulmanes se congregó frente a la casa de su familia cristiana.
En un trágico desenlace, Nazir Masih, un cristiano paquistaní de 72 años, falleció el lunes a causa de las graves heridas sufridas tras ser atacado por una turba en Pakistán el pasado mes. El incidente, que ha conmocionado al país, se produjo en medio de acusaciones de blasfemia contra Masih y su hijo.
El ataque tuvo lugar el 25 de mayo en la provincia de Punjab, donde una muchedumbre enfurecida de más de 100 hombres musulmanes se congregó frente a la casa de Masih, acusándolo a él y a su hijo de haber profanado páginas del Corán. La violencia se desató después de que residentes locales afirmaran haber visto páginas quemadas del libro sagrado del Islam cerca de la vivienda de los cristianos.
Las fuerzas de seguridad intervinieron y arrestaron a más de 100 individuos, acusándolos bajo las estrictas leyes antiterroristas del país. Según el agente de policía del distrito, Assad Ijaz Malhi, también se han procesado a 500 personas adicionales por su participación en el ataque.
Nazir Masih sufrió lesiones severas en la cabeza y fue trasladado de urgencia al hospital de Rawalpindi, donde fue sometido a dos cirugías. A pesar de los esfuerzos médicos, Masih falleció debido a la gravedad de sus heridas. Su funeral se llevó a cabo en la ciudad de Sargodha bajo estrictas medidas de seguridad para proteger a los asistentes cristianos.
Durante el funeral, se observaron escenas conmovedoras de la comunidad cristiana de Sargodha cargando el ataúd de Masih mientras exclamaban «alabado sea Jesús» y «Jesús es grande». Estas imágenes reflejan el profundo dolor y la resistencia de la comunidad cristiana frente a la persecución constante.
Este incidente no es un caso aislado en Pakistán, un país donde las acusaciones de blasfemia son comunes y a menudo desencadenan episodios de violencia extrema. En agosto de 2023, miles de personas incendiaron iglesias y hogares cristianos en Jaranwala, también en Punjab, tras similares acusaciones de profanación del Corán.
En otro incidente notorio en diciembre de 2021, una turba ejecutó y quemó el cadáver de un hombre de Sri Lanka en Sialkot por supuesta blasfemia no comprobada. Estos actos reflejan una tendencia alarmante en Pakistán, donde las simples acusaciones de blasfemia pueden resultar en violencia letal y linchamientos y auténticas limpiezas étnicas.
La legislación sobre blasfemia en Pakistán, establecida durante la época colonial británica y endurecida en la década de 1980 bajo el dictador Mohamed Zia-ul-Haq, prevé la pena de muerte para quienes insulten al Islam o a figuras religiosas islámicas. Aunque nadie ha sido ejecutado oficialmente por este delito, las acusaciones suelen desencadenar disturbios y ataques violentos que luego no son investigados por las autoridades.
El caso de Nazir Masih subraya la urgente necesidad de reformas y mayor protección para las minorías religiosas en Pakistán. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos deben seguir intando al Gobierno paquistaní a tomar medidas más efectivas para prevenir la violencia y garantizar la justicia para las víctimas de acusaciones de blasfemia.
La muerte de Nazir Masih es un doloroso recordatorio de la peligrosa combinación de fanatismo religioso y leyes estrictas, y destaca la necesidad de un cambio significativo para proteger los derechos humanos en Pakistán y en otros territorios donde se practica la persecución religiosa.
