Ya lo hicieron no hace mucho con otro gran teólogo: Juan José Tamayo. Y es que esta comisión, depende de las directrices que ha marcado en Roma la Comisión Teológica Internacional que depende de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes Inquisición). Esa comisión dijo no hace mucho que “los teólogos deben someterse (sic) a los obispos”.
Lo que pretenden es controlar a cualquier teólogo que se aparte lo más mínimo de la doctrina oficial del Vaticano en cualquier país. Y esto lo consiguen mediante la censura, las notificaciones o declarándolos “herejes” ante la opinión pública.
Es decir: el imperio del pensamiento único en la Iglesia. Se apartan así de lo que el Concilio Vaticano II tanto insistió: la necesidad que los teólogos investiguen para intentar explicar las verdades de la fe acercándose a la cultura del hombre de hoy y por otra parte, el reconocimiento de diversas corrientes teológicas en el seno de la Iglesia.
Se creen que así los aíslan y sin embargo, consiguen siempre el efecto contrario: que la gente se interese mucho más por estos teólogos, vendan más sus libros y se llenen las salas para oír sus conferencias.
De momento, Queiruga ya está recibiendo un verdadero aluvión de llamadas y escritos de solidaridad y apoyo.
Aunque no he leído todos sus libros, sí que algunas de sus reflexiones y escritos sobre la resurrección me han parecido magníficas, las hemos reflexionado en nuestra comunidad y nos han ayudado muchísimo para intentar ver estos temas con una nueva visión mucho más adaptada para el hombre de hoy.
Desde aquí todo mi apoyo para él y mis deseos de que siga adelante con sus investigaciones, escritos y reflexiones.
Ojalá la comisión recapacitara y rectificara sobre su intransigente postura.
Juan Cejudo es miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares