Reporteros sin Fronteras (RSF) lamenta la siniestra cacería de periodistas que ha tenido lugar durante este 2016. Al menos 74 periodistas –profesionales y ciudadanos– fueron asesinados de forma intencionada o mientras realizaban su trabajo.
En 2015, la cifra fue de 101. Sin embargo, este descenso no es motivo de alegría, ya que se explica por el hecho de que los periodistas no tuvieron otra opción que huir de los países que se han vuelto demasiado peligrosos: Siria, Irak, Libia, Yemen, Afganistán y Burundi. Este exilio masivo ha creado agujeros negros de la información en los que reina la impunidad.
También es el resultado del terror impuesto por los Depredadores de la Libertad de Prensa, que cierran arbitrariamente medios de comunicación y hacen callar a los periodistas. A pesar de que afrontan su trabajo con coraje, hay ocasiones en las que los periodistas deben optar por autocensurarse por temor a ser asesinados; es el caso de México, el país “en paz” más mortífero para los periodistas este año, y donde se registraron nueve asesinatos.
En 2016, casi tres cuartas partes de los periodistas que perdieron la vida fueron tomados como objetivos y asesinados deliberadamente. En Afganistán se han registrado diez asesinatos intencionados de periodistas por causa su profesión. Siete de ellos murieron en un atentado suicida contra un minibús del canal de televisión privado Tolo TV en enero, ataque reivindicado por los talibanes.
En Yemen, los periodistas también son perseguidos y asesinados. Reporteros Sin Fronteras denuncia la impunidad de la que gozan sus asesinos y la pasividad cómplice de los gobiernos, que muy a menudo también tienden a pisotear la libertad de prensa.
“La violencia contra los periodistas se ejerce, cada vez más, de forma deliberada”, señala Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. “Es evidente que se les toma como objetivos y que son asesinados por ser periodistas. Esta alarmante situación muestra el patente fracaso de las iniciativas internacionales para proteger a los periodistas y firma la sentencia de muerte de la información independiente en las zonas donde la censura y la propaganda –sobre todo la de grupos fundamentalistas en Oriente Medio– se imponen por todos los medios”, añade.
Para que la legislación internacional se aplique, la ONU debe crear un mecanismo concreto que haga cumplir las resoluciones. Con la llegada del nuevo secretario general de la ONU, Antonio Guterres, es urgente que sea nombrado un “Representante Especial para la seguridad de los periodistas”.
Siria confirma su triste liderazgo entre los países más mortíferos del mundo para los periodistas, seguido de Afganistán. Dos terceras partes de los periodistas asesinados este año se encontraban en zonas de conflicto. En casi todos los casos eran periodistas locales, ya que los medios de comunicación vacilan cada vez más a la hora de enviar a sus reporteros a lugares peligrosos en el extranjero.
Publicado a finales de año, el Balance Anual de Reporteros Sin Fronteras se centra en los periodistas y refleja los datos más significativos registrados por la organización. La primera parte del documento, que se publicó el 13 de diciembre, recoge las cifras de secuestrados, encarcelados y desaparecidos. Como novedad, el Balance toma en cuenta este 2016 a los periodistas ciudadanos, además de los profesionales, para el cómputo total.
El Balance es uno de los principales informes de Reporteros Sin Fronteras, junto con la Clasificación Mundial (el ránking de 180 países que evalúa el grado de libertad de prensa); el Informe Anual (evolución del estado de la libertad de información durante un año en un centenar de países), o la lista de los Depredadores de la Libertad de Prensa: el plantel de líderes, gobernantes y grupos que han declarado la guerra abierta a los periodistas, al pluralismo y a la libertad de información.